Agricultura
  • Las manzanas de la localidad alpujarreña, pequeñas y muy sabrosas, son una de la fruta prenavideña más preciada por los almerienses

  • Las intensas lluvias primaverales permitieron salvar con incertidumbre la cosecha

  • El olivo de Almería se hace fuerte ante la sequía

Las dulces joyas que dan los manzanos de Bayárcal

Enrique, tercera generación de los Nuño, sostiene una caja de manzanas de Bayárcal. Enrique, tercera generación de los Nuño, sostiene una caja de manzanas de Bayárcal.

Enrique, tercera generación de los Nuño, sostiene una caja de manzanas de Bayárcal. / JL Bretones

Escrito por

· Pablo Laynez

Redactor

Ha vuelto a llover muchos meses después. Tarde, sí, bastante tarde. Pero el agua siempre es necesaria. Estas lluvias le han venido a las sierras provinciales fenomenal para hidratar una tierra que se resquebrajaba. Y como cada vez que llueve, los almerienses marcha para la sierra a percibir el olor a humedad, a pasar un deseado y necesario frío, a cobijarse y comer bajo las brasas de un bar de pueblo.

Uno de los rincones de la provincia preferidos en estas fechas es el pueblo de mayor altitud: Bayárcal. Los fines de semana prenavideños, y más concretamente en el Puente de la Inmaculada, hay más turistas que habitantes tiene el censo. Como si de una fila de hormigas se tratara, la carretera de Laujar a Bayárcal empieza a poblarse y el Restaurante Nuño se convierte en el centro neurálgico del domingo almeriense.

Buen trato, comida con sabor a pueblo y el tesoro más codiciado que cualquier almeriense amante de la fruta tiene en estos días: las exquisitas manzanas de Bayárcal. Las hay más pequeñas, las hay más grandes. No es la típica manzana, de forma perfecta para un anuncio publicitario, que uno se encuentra alineada de forma perfecta en las grandes cadenas de supermercados. Ésta es más castiza, más de la tierra, pero con un color y una textura que al mirarla te dice: “¡Cómeme!”.

Eso es lo que hay que hacerle nada más tenerla en la mano: hincarle el diente. La sensación inicial es que estás mascando un caramelo, es un dulzor inconfundible, nada empalagoso. Y como son relativamente pequeñas, se comen rápido, como las pipas. “Antiguamente, las manzanas eran más pequeñas porque no se usaban abonos. Ahora que sí los usamos, las manzanas son más grandes y las pequeñas son para el estrío. Pero es que la gente se ha quedado con la tradición de la pequeña y la siguen prefiriendo. El sabor es el mismo, cualquiera de las dos están buenísimas”.

Quien les habla es Loli Nuño, vendedora de manzanas de Bayárcal, que ha cogido el testigo de sus padres y abuelos. Por supuesto, también regenta el restaurante que lleva su apellido. Su familia tenía tres parcelas llenas de manzanos: uno junto al río, otro bajo el restaurante y el tercero en plena sierra. Allí tiene una importante cosecha de estas perlas alpujarreñas, que comercializa tanto en el restaurante como en distintos puntos de la provincia, al estar asociados a la cooperativa CASI.

Cajas de manzanas para su venta en Bayárcal. Cajas de manzanas para su venta en Bayárcal.

Cajas de manzanas para su venta en Bayárcal. / JL Bretones

En un año duro en lo climatológico, con mucho calor en verano y períodos demasiados secos, la producción se pudo salvar gracias a las aguas caídas durante la pasada primavera. “Las ventas están marchando muy bien. Es cierto que hubo incertidumbre y el cuajado de las manzanas se retrasó por culpa del calor, pero a la finca le vino muy bien todo el agua que se recogió durante la primavera. Si no llega a ser por aquellas lluvias, sí que hubiéramos podido tener problemas esta campaña”, asegura Loli que muestra su alegría por la borrasca que durante estos días ha recorrido la provincia y que ha servido para que la sierra vuelva a refrescarse tras meses de sequía y calor extremo. Por supuesto, estas aguas también atraen a clientela del restaurante, que carga el coche con alguna caja de manzanas una vez que han dado buena cuenta del menú del día.

Pese a que la recogida se alargó por la tardanza del cuajado, a finales de octubre ya se terminó la recogida de las manzanas. Además, éste es un tipo de árbol que no da todos los años las mismas cantidades, sino que su producción varía mucho por diferentes causas. Por fortuna, este año ha sido cuantioso y se está pudiendo cubrir la fuerte demanda de la sociedad, que echaba de menos acercarse a Bayárcal a comprar in situ, tras las pasadas restricciones por la pandemia.

Ahora toca arreglar el árbol para la poda y dejarlo listo para que pase el invierno, que en la alpujarra almeriense no es tan templado como en la costa. “Los manzanos están terminando de perder la hoja y una vez que lo hagan, empezaremos con la poda. La planta ya está en reposo, ahora no necesita tanta agua, pero es bueno que siga lloviendo para que la tierra esté hidratada y se recupere tras tanta sequía”, finaliza Loli Nuño en plenas fiestas patronales, coincidentes con el Puente de La Inmaculada.

Lucca y Lorenzo se disponen a comerse una manzana en el propio Restaurante Nuño. Lucca y Lorenzo se disponen a comerse una manzana en el propio Restaurante Nuño.

Lucca y Lorenzo se disponen a comerse una manzana en el propio Restaurante Nuño. / JL Bretones

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