Epifanía

Y al fin los Reyes Magos volvieron a Los Gallardos... ¡y por todo lo alto!

  • Multitud de público llena las calles del pueblo para vivir su día más especial: el Auto Sacramental de Reyes Magos

  • El obispo de Almería, Antonio Gómez Cantero, oficia la misa

Herodes conversa con los Reyes Magos, en Los Gallardos.

Herodes conversa con los Reyes Magos, en Los Gallardos. / Javier Alonso

La maldita pandemia de covid-19 se llevó por delante muchas cosas, entre ellas dos años de Auto Sacramental de los Reyes Magos en Los Gallardos. Pero los gallarderos no han dejado que muera su fiesta más especial, más bien al contario, le han recuperado con más fuerza y espectacularidad que nunca.

No se recuerda un año con tanto público en las calles del pueblo. Desde bien temprano ya había cientos —o más bien miles— de personas paseando por el mercado medieval instalado en las inmediaciones de la Plaza de Andalucía. Mientras, en los bajos del ayuntamiento se vestían y maquillaban otro centenar de gallarderos. Unos de reyes magos, otros de pastorcillos, otros de legionarios romanos. "De una forma u otra, todo el pueblo participa", dice siempre el alcalde, Francisco Reyes. Y seguramente sea verdad.

Desde el 6 de enero de 2020 no salían a la calle los reyes magos en Los Gallardos, así que hasta el obispo de Almería, Antonio Gómez Cantero, quiso estar presente. También asistió la diputada provincial de Cultura y Cine, Almudena Morales.  

El alcalde, Francisco Reyes, y el obispo, Antonio Gómez Cantero. El alcalde, Francisco Reyes, y el obispo, Antonio Gómez Cantero.

El alcalde, Francisco Reyes, y el obispo, Antonio Gómez Cantero. / Javier Alonso

Y es que el día 6 de enero es el más esperado por niños y mayores en Los Gallardos. Es considerado su día grande: el auto sacramental de los Reyes Magos. Una recreación de la llegada de los magos de Oriente hasta Judea en busca del mesías. Llevan celebrándolo ininterrumpidamente (salvo los dos años de pandemia) desde 1987. Pero su origen es mucho anterior, no se sabe ni de cuándo. "Gracias a unos vecinos que recuperaron los textos perdidos en la Guerra Civil hoy todos podemos mostrar con orgullo una pincelada de nuestra historia que gusta a todos, pero en especial a los niños de la provincia”, explica el alcalde.

Este evento es hoy es uno de los mayores reclamos culturales del Levante. Por eso están luchando para que sea declarado Bien de Interés Turístico de Andalucía. Este viernes recogían firmas para ello.

Los niños gallarderos disfrutan del día. Los niños gallarderos disfrutan del día.

Los niños gallarderos disfrutan del día. / Javier Alonso

Los Reyes Magos guiados por una estrella

La celebración comenzaba algo después de las 11:30 de la mañana. En la calle, el coro ya cantaba villancicos y los niños esperaban vestidos de pastorcillos. Una mujer paseaba una bandeja llena de trozos de bizcocho ofreciendo a diestra y siniestra. Sus Majestades salieron a la calle, caminando, antes de subir sobre sus monturas. Pastorcillos, centuriones romanos, esclavos y pajes formaban el amplio reparto de cerca de un centenar de personas. Todos ellos guiados por una estrella (la joven María del Mar, en este caso, como viene haciendo desde que era una niña). Subidos a sus corceles, cada rey partió en una dirección diferente, perdiéndose por el entramado de calles gallarderas.

Cabalgaban guiados por la estrella. Al final, los tres soberanos confluyeron en un punto en común, la esquina de la calle Molino con la calle La Palma. Más concretamente, frente al bar antes llamado de Baltasar, ahora Sebas. “Vengo buscando un rey que en Judea ha nacido”, se decían entre ellos los reyes. Tras el intercambio de palabras y unidos por una búsqueda en común, Sus Majestades parten juntos siguiendo la estrella que les guía. El coro, primero, y la Agrupación Musical Ben Beder de Los Gallardos y Bédar, después, pusieron la banda sonora con villancicos.

El Rey Baltasar en la calle Molino. El Rey Baltasar en la calle Molino.

El Rey Baltasar en la calle Molino. / Javier Alonso

En su caminar, los Reyes Magos se encontraron con una posada en la que hacer un pequeño descanso. Situada frente a la pensión de toda la vida, el Ayuntamiento dispuso una mesa repleta de dulces tradicionales del Horno de Sebastián ‘El lanero’ y unas botellas de anís. Todos los presentes pudieron degustarlos y coger fuerzas para encaminarse hacia la Plaza de Andalucía. Pero antes, una nueva parada, ahora para comer unos embutidos de la zona.

Finalmente, abriéndose paso entre la multitud, llegaron hasta la plaza. Es el lugar elegido por la mayoría de la gente para ver la representación, pues allí se ubica el palacio de Herodes. El rey vasallo de Roma, interpretado un año más por Fran Sevilla, ignora la presencia en su reino de otros monarcas hasta que recibe una misiva de manos de sus centuriones en la que los tres Reyes Magos le avisan de sus intenciones de visitar al rey de los judíos, que ha nacido en las cercanías. Herodes, montando el cólera, avisa a sacerdotes y hechiceros para saber dónde sucederá. Así se entera de que este nuevo rey vendrá al mundo en Belén.

Herodes, antes de irse al retrete. Herodes, antes de irse al retrete.

Herodes, antes de irse al retrete. / Javier Alonso

Los Reyes Magos son llevados a palacio por los centuriones. Herodes, ante el posible nacimiento del que llaman ‘rey de los judíos’ clama al cielo: “Beberé la sangre de ese rey de los judíos” y “nadie viviendo yo tendrá el cetro de Judea”. Más tarde, al oír que finalmente el Mesías había nacido en una cueva, de una mujer pobre y un carpintero y que había sido llevado al templo de Jerusalén, el llamado Herodes el Grande pronuncia la fatídica promesa de hacer matar a todos los infantes. Así, con tan cruel amenaza se da por finalizada la actuación, entre los aplausos de los cientos de espectadores que abarrotan la plaza.

Pero ahí no acaba la jornada, ni mucho menos. Es turno de la misa, oficiada sobre el mismo decorado del palacio. Este año, además, con la particularidad de que fue oficiada por el mismísimo obispo de Almería. "Nunca había pronunciado una homilía frente a Herodes", bromea Gómez Cantero. Presidiendo el altar, una figura de un niño Jesús.

El obispo recibe un obsequio del alcalde. El obispo recibe un obsequio del alcalde.

El obispo recibe un obsequio del alcalde. / Javier Alonso

Ajenos a la ceremonia religiosa, muchas personas pasean por el mercado medieval donde pueden comprar desde palos santos, pulseras o cerámica a patatas asadas y buñuelos. En el descampado, tres hombres se afanan en mover las migas en una sartén gigantesca. Los más pequeños del pueblo se divierten en un castillo hinchable o jugando a juegos medievales. En definitiva, otro 6 de enero mágico... Y cómo se echaban de menos.

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