Educación

Antonio Galindo, don Antonio

  • Sus alumnos dábamos el paso a la adolescencia con él

Antonio Galindo, con un grupo de alumnos en La Salle.

Antonio Galindo, con un grupo de alumnos en La Salle. / La Salle

Pasillos de La Salle. Daba igual ESO, Bachillerato o Ciclos Formativos, cualquier día de la semana Antonio Galindo, don Antonio para sus alumnos, acudía a las aulas acompañado de su portafolios, normalmente bastante cargado. Siempre sereno, entraba al aula con un “buenos días” que transmitía vitalidad. Incluso en los días de exámenes, no le faltaba la sonrisa y algún comentario chistoso para ganarse a la clase.

Era nuestro profesor de Ciencias Naturales, Biología cuando nos creíamos ya el centro del universo por ser la generación de alumnos que abría la ESO en España. Aunque llevaba la mayor parte de su vida docente en La Salle (y eso que les hablo del grupo que acabamos en 2002), era un profesor alejado de la antigua escuela. No te obligaba a aprenderte la Tabla Periódica de los Elementos de pé a pá, con todos sus protones, neutrones e iones, sino que sus clases eran entretenidas y, ante todo, educativas.

Como se tiene a un futbolista preferido, cada uno de nosotros teníamos a un profesor favorito. En el fútbol pasa que normalmente todos queremos los autógrafos de Messi, Cristiano o Sadiq por sus goles, pero los que hacen funcionar a los equipos son otros. Algo así pasaba con don Antonio. Era un profesor que marcaba las distancias los alumnos para evitar que nadie se le subiera a las barbas, pero se hacía querer. Con la perspectiva del tiempo, para muchos es el profe que nos ayudó a dar el paso de la niñez a la adolescencia en la clase de sexualidad. Las pícaras y bisoñas risas ese día se transformaron en gestos de atención de futuros adultos.

Don Antonio y señorita Mari Loli, les hablo en mi nombre y en el de compañeros que estudiamos en La Salle: muchos somos lo que somos (buenas personas ante todo) gracias a ustedes. DEP.

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