Almería

ÍLLAR. Illarense castizo y flamenco

Bunquer y trincheras

Bunquer y trincheras

Invitado por Lola de Quero y coordinado por Francisco J. Álvarez participé en el libro <Íllar, Historia y Cultura> (2002) con el capítulo “Un Illarense castizo: Mariano Morcillo Laborda”, de quien este año se cumple el 150º aniversario de su nacimiento. Ahí escribía: Íllar, la entrañable villa de la taha de Marchena, otrora encuadrada en el señorío de Gutierre de Cárdenas y del duque de Maqueda, conmemora el 400º aniversario de la denominada popularmente “Sudoración” de la Virgen María y su madre Santa Ana; fenómeno religioso acaecido en su iglesia parroquial. Gustoso atiendo la petición de colaborar en el libro aportando unos mínimos datos sobre la biografía de uno de sus hijos singulares: Mariano Morcillo Laborda, aun cuando nos ha llegado escasa información personal del Illarense castizo y popular. No obstante, recientemente el investigador Rafael Chaves me ha facilitado un dosier relativo a su actividad artística recogido en la prensa granadina, donde residió desde los 17 años y donde falleció el 19 de enero de 1954.

Las primeras noticias las proporciona Eduardo Molina Fajardo en su obra <El Flamenco en Granada. Teoría de sus orígenes e historia>. Molina Fajardo, que ejerció en Almería como director del diario Yugo, dejó escrito:

Aunque era almeriense, Mariano Morcillo Laborda formó parte hasta su muerte del mundo flamenco granadino. A los 10 años tocaba la guitarra, y en su juventud, con los gitanos granadinos y como miembro del cuadro “La Andalucía en tiempo de moros” acudió a la Exposición Internacional de París. De día jefe de Negociado de Hacienda, y de noche, animador de las fiestas, con su desvergonzada zarabandilla y sus muñecos bailadores, manejados con hilos invisibles y largos palillos. El recuerdo de Mariano Morcillo no se puede separar del alegre ambiente del Sacromonte o del conjunto jaranero de los restaurantes populares que circundaban el Campillo.

Peña El Morato. Losa de Quero, Enrique Morente y Niños de las Cuevas Peña El Morato. Losa de Quero, Enrique Morente y Niños de las Cuevas

Peña El Morato. Losa de Quero, Enrique Morente y Niños de las Cuevas

Manuel Ríos Ruíz y José Blas de Vega recogen esta referencia en su Diccionario Enciclopédico Ilustrado del Flamenco. Ciertamente, Mariano Morcillo fue un personaje peculiar de la Granada festiva y noctámbula que frecuentaba los tradicionales locales del Albaicín, Realejo y Campo del Príncipe. Y asiduo cliente de las cuevas sacromontanas, donde era considerado uno más del “cuadro artístico”, pese a su condición de payo. Liderando el cuadro de baile de Los Amaya en actuación en la 1900 durante la Exposición Universal de París. Lo que no se ajusta estrictamente a la realidad es que figurase en el Jurado del carismático Concurso de Cante Jondo del 22. Las actas y documentación oficial no lo consignan. Sí que se movió por los entresijos del intento de “rescate” de la jondura flamenca impulsado desde el Centro Artístico de Granada; además de presentar oficialmente a Diego Bermúdez “El Tenazas”, ganador del certamen junto a Manolo Caracol.

Aguas bautismales y Feria de Almería

Mariano Morcillo Laborda Mariano Morcillo Laborda

Mariano Morcillo Laborda

En el bien conservado archivo de la parroquial de Íllar, verificamos que nuestro personaje nació en la fría madrugada del 2 de diciembre de 1870. Hijo de Federico (“funcionario cesante”) y de Eloísa. Dos días después fue bautizado, imponiéndole al neófito el nombre de Mariano Mª de la Concepción Bibiano. Sus padres, pertenecientes a la burguesía provincial, tenían la casa del pueblo, presumiblemente, como segunda residencia. Habitándola regularmente cuando cesó en su cargo de funcionario público en tiempos de “La Gloriosa”, antecesora de la Iª República Española. Por parte materna estaba emparentado con Carmen de Burgos Seguí “Colombine”.

Mariano Morcillo acudía frecuentemente a la Feria almeriense como miembro de “La Montaña”, sociedad recreativa presidida por el marqués de Campo Hermoso. Además de participar en pruebas deportivas, saraos y baile, fueron sonadas las capeas y becerradas posteriores a las corridas del abono taurino agosteño. En algunas de ellas, en medio del natural regocijo, Morcillo Laborda encabezó el paseíllo seguido de jóvenes de la “buena sociedad”. Tales son los datos que he podido recabar de tan peculiar personaje.

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