Tocar, toca. ¡Vaya si toca! Una pedrada de 60.000 euros se llevaron el pasado sábado los afortunados compradores de un décimo o más del número 53.087 vendido en la administración de loterías número 1 de Vera que regenta desde hace años Paqui Galindo. Entre Paqui, su marido José Guijarro, y la hermana de Paqui, Laura, vendieron la mitad del primer premio del sorteo de la Lotería Nacional del pasado sábado. Antonio Figueras, diez años vendedor ambulante de lotería, esparció el número por Vera, Pulpí, Mojácar, Garrucha, Turre, Antas, a modo de artista de la suerte. En total, nueve millones de euros bien repartidos. Paqui Galindo y Antonio conocen a algunos de los afortunados, pero la discreción es ley en estos casos y no se escapa ni un nombre, ni una pista.

En la administración de Paqui, en Vera, la alegría y la satisfacción reinante es el mejor premio que pueden recibir "porque ni Antonio ni nosotros nos hemos quedado con un décimo. Lo importante es que hemos hecho felices a muchas personas, algunas de ellas verdaderamente necesitadas". Antonio Figueras es la primera vez que da un primer premio, "ya puedo decir que el gordo ha pasado por mis manos y lo he vendido". Paqui Galindo parece llevar con ella la suerte, no en balde ya ha dado también "un premio de la bonoloto a un cliente de aquí de toda la vida y un quinto premio del sorteo especial de julio, como el de Navidad. Lo vivimos con mucha alegría, nos emociona, nos gusta". Paqui, veinte años en la administración número 1 de Vera, reparte cava y canapés a la clientela y curiosos que se han congregado dentro y fuera de la administración.

La crisis ataca y ataca a todos, que se lo pregunten al comprador de dos décimos, o sea, ciento veinte mil euros de premio, que hizo acto de presencia en la administración y que "ya he hablado con el director del banco para que no me apriete tanto, ahora ando más desahogado así que no llames a tu director de zona". Una alegría, oiga, comenzar así la semana, con la satisfacción de poder tapar los socavones que antes eran agujeros. Tocar, toca. ¡Vaya si toca! Está visto y comprobado. Entre la clientela que acudió en la mañana de ayer a celebrar el chorro de millones caídos, todos y todas negaban haber sido tocados con la varita de la suerte aunque, a decir verdad, algunos ojillos delataban el alivio de unos cuantitos miles de euros más en la cartilla.

Risas, comentarios, enhorabuenas, se cruzaban de entre unos a otros. En la calle Mayor de Vera, cerquita de la Iglesia, se agolpaban los curiosos. ¿Qué pasa? Que aquí ha tocado la lotería. Vaya suerte, con lo bien que me vendría un pellizco. ¿Pero tú juegas? No. ¿Entonces cómo te va a tocar? Porque tocar, toca. ¡Vaya si toca!