Esta vez sí. Mabel Hernández ha consumado en el Pleno extraordinario que el Ayuntamiento de Almería celebró ayer su salida del Grupo Municipal de Ciudadanos y su nueva condición de concejal no adscrita por desavenencias con los que han sido sus compañeros a lo largo de esta legislatura, Miguel Cazorla y Rafael Burgos.

Fueron los concejales de Cs los primeros en llegar al Salón de Plenos, juntos y en medio de un ambiente tenso que, pese a la brevedad de la sesión, se extendió al término de los dos debates consecutivos celebrados. Hernández entraba minutos más tarde y se detenía con la responsable de Protocolo para informarse sobre el asiento que podía ocupar. Justo detrás de Cazorla, y no a su derecha como era costumbre. No hubo saludos cordiales, ni siquiera intercambio de miradas.

Tampoco declaraciones durante el transcurso de la sesión. Ni votaciones, pues simplemente se trataba de dar cuenta de la decisión de la edil, motivada por una situación ya por todos conocida, si bien al término del Pleno se produjeron declaraciones de unos y otros, y por primera vez del portavoz de Ciudadanos, Miguel Cazorla, quien ha insistido en reclamarle el acta de concejal por "responsabilidad" y por la carta ética.

"El acta no es propiedad de nadie. Esta señora firmó un código ético por el que se comprometía a devolver dicha acta, entendida como esa responsabilidad que le debemos a los almerienses. Es lo que le exigimos", ha manifestado Cazorla, abundando en que "no tiene sentido ni razón de ser un grupo de no adscritos dentro de un Plenario, aprovechándose de la confianza de los ciudadanos almerienses", por lo que, sentencia, "debe abandonar" el Ayuntamiento de Almería.

"Hemos -continuó el portavoz- trabajado de manera consensuada y siempre en equipo. Lo demás son realidades paralelas de una señora a la que siempre le hemos dado participación y la hemos tratado con educación y respeto. Lo que ha vertido en la prensa es literalmente falso". Se refiere Cazorla a las acusaciones de Hernández, quien asegura haber abandonado Cs por el "acoso laboral" sufrido durante tres años, siendo, en opinión de la edil, "insoportable".

A Cazorla no le aflige el abandono de la concejal. "No me duele absolutamente nada, porque llevamos dos años y medio diciéndole que si no está a gusto, si no está cómoda, lo que tiene que hacer una persona, cuando no lo está, no es hacer una guerra de falsedades. Se desacredita ella sola. No voy a hacer leña de un árbol caído. Y ella es un árbol caído. Sí debería, por honestidad y por responsabilidad, entregar el acta que ha recibido gracias a unas siglas. No estar sentada en un Plenario, en una esquina, en un rincón, ¿para qué?, cuando ha tenido mucho tiempo para haberse ido. ¿Cuáles son las motivaciones para no haberlo hecho antes? Cuando yo no estoy cómodo en un sitio -insiste Cazorla-, me marcho, no busco justificaciones y no echo porquería".

Hernández, por su parte, ha vuelto a remitirse a las declaraciones de días a atrás para tomar una decisión que ha "meditado mucho" tras el "desgaste diario" que mantiene haber padecido. "Es un compendio de todo que se ha hecho una montaña y que ya no soportas. Esta vez no estoy como en julio de 2017, desmoralizada y hundida. Estoy fuerte y sigo adelante", dijo hasta luego la edil.