Coronavirus Almería

Oro, plata y joyas: termómetro económico, salvavidas familiar

Las calles van recuperando la vida. Los comercios que tuvieron que bajar la persiana con el inicio del confinamiento, poco a poco la han ido levantando y acondicionando todo para esta nueva era. La economía comienza a moverse. Muy levemente. A paso de tortuga en comparación con la España de hace dos meses, pero por lo menos arranca, no ha gripado.

Las charlas de las terrazas versan sobre algo más que del hartazgo ante el coronavirus. Hay quien es capaz de hacer borrón y cuenta nueva, y otros que ven que tras la crisis sanitaria, viene la económica. No sólo avisa la macroeconomía, en boca del Banco Central Europa o del Banco de España, sino que la microeconomía, la tienda del barrio, también empieza a tener síntomas. Y en muchos barrios de Almería hay un negocio de compraventa de oro, que toma perfectamente la temperatura al bolsillo del ciudadano.

La Avenida de la Estación y los alrededores de la Puerta Purchena (Avenida Pablo Iglesias y Plaza del Monte, principalmente) son la Milla de Oro de la ciudad. Precisamente éste es el nombre de uno de los establecimientos visitados, que exige respeto y celo a la hora de guardar las medidas de seguridad ante el coronavirus. Mientras atienden a una cliente de mediana edad, dos aguardan fuera. “Llevo muchos años invirtiendo, ahora el precio del oro está alto y es momento de hacer negocio”, dice Paquita B. López, a la que se le nota sapiencia en la materia.

Joyas de plata, a la venta. Joyas de plata, a la venta.

Joyas de plata, a la venta.

Por desgracia, a veces también hay que hacer negocio desprendiéndose de joyas de gran valor familiar, puesto que las diferentes letras apremian. “Voy a ver cuánto me ofrecen por estos anillos, fueron de mi tía”, indica José María Maldonado sin dar mayores detalles. No por vergüenza, que no hay que tenerla por acudir a estos respetables negocios, sino porque cada cual usa sus posesiones de la manera que considera oportuna.

“Vemos que la gente está acudiendo, llamando incluso antes de la apertura. Se percibe necesidad de gente que no ha cobrado el Erte o que tiene dificultad por tener cerrado un pequeño negocio. Vamos atendiendo citas y cada día se va incrementando más y percibimos que la gente necesita dinero líquido”, apunta Fernando Illanes, gerente de La Milla de Oro, que explica las causas por las que en su sector no va a faltar trabajo: “Por una parte, la situación económica de necesidad que tiene la gente. Por otro, el alza del precio del oro, la cotización está en el máximo histórico. No es lo mismo vender a un precio bajo, que ahora que está un 30% más alto que hace seis meses. También hay gente que solicita los servicios para invertir, la venta de lingotes de oro para inversión no se detuvo con el confinamiento y esto se ha multiplicado por seis o por siete con respecto al año pasado”.

Si el negocio funciona en la Avenida de la Estación, en su homóloga Pablo Iglesias también hay clientela leyendo las advertencias de seguridad, para entrar a Quick Gold Almería a negociar con sus bienes. “Si en un día normal venían en torno a unos cincuenta clientes, en los primeros días tras la apertura ha podido venir el doble. También es cierto que hay gente que viene a revisar y renovar sus contratos. En estos días estamos trabajando mucho por vía telemática, para que los clientes no tengan que venir físicamente a la tienda”, comenta Mari Ángeles López, encargada. El negocio tiene una doble vía de trabajo. “Principalmente compramos piezas de joyería, también trabajamos con oro de inversión. También somos casa de cambio de divisas, la única oficial del Banco de España en Almería. Esto creo que va a estar más flojo, puesto que de momento no se puede viajar, aunque todavía no hemos percibido diferencia. Hay gente que sigue teniendo moneda extranjera para cambiar y seguimos cambiando a buen ritmo, quizás dentro de dos o tres meses cambie la cosa”. Del turismo, una de las bases de la economía almeriense, dependerá todo.

Un cliente, resguardado con su mascarilla, espera una tasación en ‘Quick Gold Almería’, que se encuentra en la Avenida Pablo Iglesias. Un cliente, resguardado con su mascarilla, espera una tasación en ‘Quick Gold Almería’, que se encuentra en la Avenida Pablo Iglesias.

Un cliente, resguardado con su mascarilla, espera una tasación en ‘Quick Gold Almería’, que se encuentra en la Avenida Pablo Iglesias.

Con calma, sabiendo que la cola no es larga pero sí que requiere un tiempo de espera, como en los bancos, los clientes esperan su turno. Algunos han recibido noticias del subidón del oro y quieren aprovechar la oportunidad. Otros acuden con joyas para vender y hablan de ello sin demasiados tapujos. Años atrás, en la crisis inmobiliaria, los mofletes se tornaban sonrojados si a uno le veían en esta situación. Por fortuna, Illanes asegura que ya nadie se esconde tras una gorra y unas gafas de sol. “Esto ha cambiado. Nosotros llevamos desde el 1989 en este sector y hemos notado el cambio. Hasta el año 2009 o 2010, la gente era más reacia a nuestros negocios. Desde hace tiempo se abren establecimientos como el nuestro en las principales avenidas de las ciudades, el cliente entra a una compraventa de oro como quien entra a una joyería o una farmacia. Hay gente que entra por necesidad y otros que quieren cambiar joyas, o que usan el dinero para algún capricho, como un viaje. No existe ya el temor de que te vean en nuestros establecimientos”, que trabaja con las mejores piedras del mercado: “Antes se vendía más el oro amarillo: la pulsera, la cadena con la medalla o la cruz; ahora es más oro blanco con algún brillante, tipo solitario. En joyas trabajamos con oro y plata, mientras que en lingote de inversión oro, plata y paladio. También hay monedas de inversión, todo en nuestras tiendas y nuestra web www.oro-express. es”, donde se puede hacer una solicitud si el miedo al virus sigue atenazando las piernas.

Junto con las casas de oro, el origen de este tipo de comercio hay que buscarlo en los Montes de Piedad. Almería tiene el suyo (Monte Activo Fundación Unicaja), en la Plaza del Monte. Allí, a las faldas del Cerro de San Cristóbal, la cola no distingue a quien va a negociar con sus joyas de quien se dirige a realizar otras operaciones. “No, no vengo a vender joyas. De hecho, ni tengo”, dice un cliente de mediana edad, Jesús Magaña. “Los Montes de Piedad siempre han sido una herramienta social y Monte Activo de la Fundación Unicaja está dando soluciones inmediatas a los numerosos problemas surgidos de esta crisis, que se ha llevado por delante a muchos negocios, nóminas, etc. La inmediatez ante una necesidad urgente es básicamente nuestro día a día”, explica Manuel García.

El director del Monte Activo Fundación Unicaja enumera las diferencias que tienen con las casas de oro. “Como entidad, somos los únicos que legalmente podemos conceder préstamos con la garantía de joyas. Las casas de compraventas ofrecen una compra con opción de recompra con un margen de intermediación superior al interés de nuestros productos. Si bien es cierto que también realizamos subastas de joyas de aquellos clientes que se desentienden de sus obligaciones, pero esto es totalmente marginal. El 98,5% de las piezas empeñadas las recupera el propietario”.

“La operación siempre se hace en el momento y delante del cliente: se valora, se tasa y se le ofrece una cantidad máxima. La duración es de un año y un mes de cortesía; si transcurrido dicho periodo no retira sus bienes, se prorroga otro año más. De igual forma, hay otro público que busca tener depositadas sus joyas en lugar seguro y, con un coste muy reducido, también ofrecemos ese servicio”, finaliza García, destacando que no todo el público que acude a sus oficinas es para la simple venta de joyas.

Son casi las dos de la tarde. Los pocos comercios que ya han abierto echan la llave hasta la tarde, no ha sido demasiado fructífera la mañana. Poca gente y, en algún caso, ni un solo euro a la caja. Lo mismo hacen Monte Activo Fundación Unicaja y las casas de compraventa de oro, aunque éstas sí han tenido trabajo y han abierto la caja fuerte más de una vez. Rambla abajo hasta llegar a Oliveros, en las cafeterías sí se ve el tránsito que permite el 50% de su aforo. No es un suficiente para que la economía alcance la orilla. El oro, la plata y las joyas van a ser los salvavidas de muchas familias almerienses.

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