Un patrimonio perdido

Aquella Semana Santa: “El Nazareno y el Cristo de la Escucha”

  • La imagen que se destruyó constituía un bello paso procesional en la noche del Miércoles Santo. Figuraba en dicha procesión además la Virgen de la Amargura

Aquella Semana Santa: “El Nazareno y el  Cristo de la Escucha”

Aquella Semana Santa: “El Nazareno y el Cristo de la Escucha”

 La Semana Santa de Almería, antes de la Guerra Civil, poseía imágenes de gran tradición en varios templos de gran raigambre histórica. Uno de dichos templos es la iglesia convento de las Claras. Entre las joyas artísticas que poseía la iglesia del convento antes del incendio del edificio en la Guerra Civil, destacaba una imagen de Ntro. Padre Jesús Nazareno que se le atribuía tradicionalmente a Salzillo. Estas imágenes “estaban dispuestas para soportar el peso de la Cruz y poseían articulación en los brazos, por el codo, a fin de adaptar la imagen a las posiciones más convenientes. Aunque eran para vestir, el cuerpo lo tenían pintado con una especie de corpiño azul; las piernas en el color de la carne; rapada la cabeza y en color oscuro, para poderle colocar una peluca a propósito”. La imagen se encontraba colocada en el lateral derecho de la nave central del templo y llevaba la pesada cruz a cuestas camino del calvario con la faz lívida y el cabello desmarañado.

La imagen que se destruyó en la Guerra Civil, constituía un bello paso procesional  en la noche del Miércoles Santo por la noche. Figuraba en dicha procesión además de la imagen de Ntro. Padre Jesús Nazareno la Virgen de la Amargura que igualmente fue destruida. 

La Cofradía de Ntro. Padre Jesús Nazareno popularmente conocida como “El Encuentro”, se constituyó en 1928, y en 1929 salió el paso procesional por vez primera. En dicho paso salía por un lado de la iglesia de las Claras donde se conservaba, la imagen de Ntro. Padre Jesús Nazareno, y por otro salía de los Padres Jesuitas la imagen de la Virgen Dolorosa, la brillantez del paso alcanzaba su punto culminante cuando ambas imágenes se encontraban en la plaza de la catedral. 

CRISTO ESCUCHA CRISTO ESCUCHA

CRISTO ESCUCHA

En 1931 se reorganizaría la Cofradía con la imagen de la Virgen de la Amargura que fue regalada al templo de las Claras, y en ese mismo año dicha imagen acompañaría a la imagen del Nazareno en el paso procesional, ambas imágenes salían del templo de las Claras, primero la imagen del Nazareno y poco después la Virgen de la Amargura verificándose el encuentro en la plaza de la catedral donde seguidamente engrosaban la procesión la Virgen delante y Jesús con la cruz a cuestas detrás. Dicha procesión de gran fervor por parte de los almerienses, desaparecería por completo en la Guerra Civil al ser quemadas sus imágenes. Hay que lamentar la pérdida de la imagen del Nazareno por ser de gran tradición, estando calificada por algunos como una gran joya artística. Nuestro Padre Jesús Nazareno que lucía una rica túnica era considerado como una bella obra de arte.

La imagen de la Stma. Virgen de la Amargura quedó bendecida en las Claras en 1931, habiendo sido regalada a este templo por el ingeniero D. Luis Tornero, tesorero de la Cofradía de Jesús Nazareno. La imagen era de talla policromada. Su rostro se encontraba bajo los pliegues de su manto azul, resaltando el contraste del rojo de la túnica con el azul y oro de su manto. El manto, túnica y toca de la Virgen fueron bordados por las religiosas adoratrices. El manto era de terciopelo azul bordado en oro con rico galón del mismo metal; la túnica grana adornada con dibujos en oro y seda.

La imagen de la Stma. Virgen de la Amargura quedó bendecida en las Claras en 1931

En el templo catedralicio, y junto a la capilla de San Indalecio, se halla la del Santo Cristo de la Escucha. Las primeras noticias del Santo Cristo de la Escucha se tienen en el pontificado del obispo fray Diego Fernández de Villalán, de 1523 a1556. En 1556 el obispo Fernández de Villalán mandó colocar en la capilla central del ábside de la catedral Nueva la imagen del Santo Cristo. Su deseo antes de morir era el ser enterrado en la capilla donde se encontraba la imagen, por la especial devoción que sentía hacia ella. Se supone, ya que no existen testimonios escritos sobre su aparición, que dicha imagen aparecería durante su pontificado o fue adquirida por él. 

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La imagen era de gran tradición, dada su antigüedad, y sobre su aparición se han escrito distintas versiones, todas ellas envueltas en la leyenda. La imagen fue encontrada emparedada llena de sangre.

Joaquín Santisteban Delgado, en 1924 escribía sobre su aparición, relatando que la imagen fue encontrada por un obrero quien en su trabajo entendió la palabra ¡escucha! y al oírla por tercera vez picó en la pared, y oculto en un tabique encontró al Cristo. En 1929 D. Florentino Castro Guisasola, publicaba un romance sobre la aparición de la imagen, donde  contaba que, con la marcha de los moriscos en tiempos de las Reconquista, unos cristianos viejos ocuparon una casa, y primero es un niño y después el resto de la familia quienes entendieron la voz constante de ¡escucha! tapiaron la estancia y se fueron de la casa, y al cabo de los años una nueva familia cristiana ocupó de nuevo la casa, y al ampliar una estancia derribando el tabique de la alcoba misteriosa, sonó de nuevo el ¡escucha! y descubrieron una faz ensangrentada, un Cristo en la Cruz que yacía tapiado en el muro.

El Sto. Cristo de la Escucha era una imagen de Cristo en la cruz esvástica

Dicha imagen desde su aparición fue una de las más devocionales con que contaba Almería por su misteriosa aparición. La imagen era sacada en procesión en el Vía Crucis de la madrugada del jueves al Viernes Santo, saliendo por vez primera pocos años antes de iniciarse la Guerra Civil, en 1929. Con la desaparición de la imagen tras ser destruida en la Guerra Civil, desaparecería el paso procesional, reapareciendo de nuevo al realizar en 1941 el escultor almeriense Jesús de Perceval, una copia fidedigna de la anterior imagen. En ella supo plasmar la expresión dolorida del original, cuidó al detalle los rasgos anatómicos y las huellas ensangrentadas de la Pasión del Señor. 

La imagen del Sto. Cristo de la Escucha era una imagen de Cristo en la cruz esvástica, sin más apoyo que los clavos que le desgarraban pies y manos, era un Cristo dramático y expirante. Ante Cristo crucificado se postraba el pueblo almeriense que le dedicaba los más bellos poemas:

“Cuando miro a Jesús Crucificado

en la vaga penumbra de mi estancia,

mi espíritu sereno se entristece

y de un hondo penar se abate el alma

¡conmueve la expresión de su semblante!

¡parece en sus ojos moribundos

ha brillado una lágrima…”

           

           

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