El ascensor de la Catedral, ¿al cielo o al infierno?

Patrimonio

Un fotomontaje falso y un voto desfavorable abren la controversia sobre la conveniencia de instalar un elevador en la torre campanario del templo

La torre del campanario de la Catedral de Almería
La torre del campanario de la Catedral de Almería / Rafa González

De nuevo la rápida voracidad de las redes sociales han hecho de las suyas con un fotomontaje de la Catedral. Aparece la fachada del templo con una supuesta escalera en referencia al ascensor que el Obispado pretende instalar dentro del proyecto de rehabilitación de la torre del campanario. Pero, al margen de esta falsa composición, el voto particular del que hasta hace poco era el jefe del departamento de Protección de Patrimonio Histórico de la Delegación de Cultura en contra de la intervención ha avivado la polémica sobre la conveniencia de este elevador que, dicho sea, cuenta con el informe favorable de la Comisión encargada de velar por el patrimonio. ¿Al cielo o al infierno?

La primera puntualización, que parte tanto desde la Delegación de Cultura de la Junta de Andalucía como del propio estudio redactor del proyecto, Lavila Arquitectos, es echar por tierra el fotomontaje. De autoría desconocida, la composición es “burda” en palabras de Eloísa Cabrera, delegada territorial. La escalera que aparece en la imagen es la del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía (Madrid), colocada sobre la fachada este de la torre de la Catedral de Almería. Y el ascensor, de vidrio y reversible (puede ser retirado en el futuro), no es exterior, matiza el autor del proyecto, el arquitecto Juan de Dios de La Hoz del estudio madrileño.

Eloísa Cabrera

La delegada de Cultura defiende que el proyecto aprobado no pone en riesgo el BIC

Fotomontajes al margen, el hecho de que haya trascendido el voto particular del que era jefe de Patrimonio en el momento de reunirse la Comisión, compuesta por técnicos y presidida por Cabrera, ha caldeado las opiniones contrarias a este proyecto. “Somos transparentes y hemos colgado de nuestra web el voto particular, aunque es contrario, para que cualquiera pueda leerlo”, comenta al respecto la delegada de Cultura, quien remacha que la mayoría de los votos de los miembros de la comisión es favorable y, por tanto, el dictamen final lo es de igual modo. “La Comisión está para velar por el patrimonio y en ningún momento el patrimonio en este caso se pone en riesgo. Cumple la legislación y no podemos ir en contra de la Ley”, sostiene la responsable de la Junta, quien asegura, además, que es “uno de los mejores proyectos que han llegado a la Delegación”.

A tenor de las consideraciones expuestas en su voto particular no parece compartir esta opinión el que fuera jefe de Patrimonio, quien expone, según el acta, que la instalación de un elevador generaría “demoliciones irreversibles” en elementos constructivos históricos de la bóveda de ladrillo de planta baja o en el forjado de madera de la planta primera. Voto en contra

Campanario de la Catedral de Almería
Campanario de la Catedral de Almería / Rafa González

Es una de las pegas. Reconoce De La Hoz que “la bóveda de planta baja y el forjado de planta primera precisan de un hueco para el paso del ascensor”, si bien “no se eliminan, sino que exclusivamente se permite el paso, absolutamente necesario para que puedan visitar la torre personas con discapacidad o dificultades de movimiento”. Lavila proyecto

La idea del proyecto de intervención del Obispado es la rehabilitación y también añadir un “uso cultural-institucional, además de turístico” con una sala de exposiciones y vistas panorámicas de la ciudad. En el interior de la torre del campanario, existen unas escaleras de caracol, “estrechas y empinadas” para cuyo ascenso se requiere agilidad, por lo que una persona que necesita el apoyo de un bastón no podría ascenderlas.

El derecho a la accesibilidad puede chocar, no obstante, con la obligación de conservación del patrimonio. Otro aspecto que queda recogido en el voto contrario es esta “justificación” sustentada en criterios de accesibilidad, “aun cuando la legislación que regula dicha materia supedita la accesibilidad a edificios protegidos al cumplimiento prioritario de la legislación de protección del patrimonio histórico”, se reseña.

José Díaz

El Colegio Oficial de Arquitectos duda, no del proyecto, sino de la necesidad del ascensor

Se abre en este punto posible debate que bien aborda el Colegio Oficial de Arquitectos de Almería (COAA), el derecho a la accesibilidad universal frente a la obligación de la conservación. Visado el proyecto de rehabilitación, el Colegio estima la corrección de la actuación que ha planteado el estudio Lavila Arquitectos, entendiendo que la planteada es la mejor solución a la hora de introducir un ascensor en el interior de la torre del campanario, de tal manera que no sea una estructura que distorsione la misma, sino que “la respeta”, estando el elevador situado en un rincón del torreón tapado, además, por la escalera de caracol.

Dicho esto, el Colegio da un paso más allá, poniendo en duda, no la calidad del proyecto en sí, sino la necesidad de dotar la torre de un ascensor. Incide en este sentido el decano, José Díaz, que los edificios históricos deben ser accesibles, pero no todas sus estancias, si ello supone alterar elementos patrimoniales. Pone de ejemplo el decano el ascensor planteado para la Alcazaba al objeto de hacer su entrada accesible, pero “no tiene que ser accesible hasta la última torre”.

De la catedral de Valencia, con elevador, a la conservacionista Giralda de Sevilla

El estudio al que el Obispado de Almería ha confiado el proyecto de rehabilitación de la torre del campanario de la Catedral almeriense posee una amplía trayectoria en actuaciones similares en conventos, iglesias y también templos catedralicios en España, Italia y Panamá. Entre los más relevantes, se encuentran las catedrales de “Alcalá de Henares, Murcia, la Catedral vieja de Cartagena, Catedral de Panamá, Iglesia de Santiago y Montserrat en Roma, Monasterio de Jerónimo de Yuste, Monasterio de San Francisco en Guadalajara, Recinto amurallado de Alcalá de Henares, y así en más de cien edificios catalogados como bienes de interés cultural”, puntualiza el arquitecto que se ha ocupado de la intervención en Almería, Juan de Dios de La Hoz. En ninguno de estos casos vinculados con la Iglesia, se ha incorporado a las obras la dotación de un ascensor, aunque sí cita el Castillo de Belmonte, en Cuenca, y el Palacio de los Irurita de Lorca, que “permite recorrer todo el recinto defensivo o el edifico completo a personas con minusvalía y movilidad reducida”. Otras ciudades son más conservacionistas y han hecho prevalecer la protección patrimonial frente a la accesibilidad universal. No hay ascensores en La Giralda, la torre campanario de la catedral de Santa María de Sevilla, y tampoco los hay en El Miguelete, la torre campanario de la Catedral de Valencia. Sin embargo, la torre sur de la Catedral de Valladolid lleva desde el mes de marzo de este año facilitando, mediante la incorporación de un ascensor, la visita de una media de 25 personas diarias, a ocho euros la tarifa normal.

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