Es uno de los enclaves más bellos de la capital almeriense, pero esconde una de sus peores imágenes. La desembocadura de la Rambla está hecha un cenagal. Allí hay de todo. Lodo fecal de algunos edificios cercanos a la zona, botellas, plásticos y hasta muebles se acumulan en una zona que debería ser ejemplo y un lugar de recreo alejado de estas instantáneas.Más aún cuando no hace demasiado se convirtió en recuerdo de un ‘pescaíto’.
Pero esto no es ninguna novedad. La desembocadura de La Rambla suma lustros en este estado. Prácticamente desde su creación, nunca ha estado libre de las basuras generadas por los almerienses. Sería impreciso determinar un reparto de culpas (o a alguien en particular), pues lo que se encuentra en esta zona son botellas de refrescos, cervezas, cartones de vino e incluso de leche, bolsas y restos orgánicos cuya solidez hace que sea imposible su filtración, pero sí su arrastre, lo cual significaría que no estaban depositadas en el sitio correcto. A esto hay que añadir la existencia de indigentes haciendo vida bajo el puente, a los que también se les podría achacar la acumulación de suciedad.
Las palomas, en busca de comida, se aglutinan en a un par de metros del agua, logrando encontrar minúsculos restos de comida desaprovechados que van a parar a la arena. Quien se dedica a bucear por esta zona manifiesta que la parte de la costa que baña el mar, en esta zona, se encuentra en circunstancias similares a lo que se ve desde tierra.
Miguel Cazorla, portavoz de Ciudadanos, ha expuesto varias veces la necesidad de realizar una limpieza profunda en la zona y articular medidas para que la imagen no se vuelva a repetir.
En 2015, el anterior alcalde, Luis Rogelio Rodríguez-Comendador, anunció una serie de obras de mejora en el entorno de la desembocadura , junto a la Fuente de los 102 Pueblos, con el objetivo de “mejorar la imagen de esta zona”.
Comentar
0 Comentarios
Más comentarios