Historia y deporte
  • Armaduras, armas, protecciones..., un grupo de almerienses se viste de caballeros del Medioevo para practicar un tipo de combate espectacular

  • La indumentaria tiene que pasar un comité histórico para ser aceptado

  • Fotogalería del entrenamiento del Bohurt Zona Sur

Combate Medieval en Almería: el sonido del acero bajo las Cuevas de Conan

Vídeo de un combate de entrenamiento/Javier Alonso

Escrito por

· Pablo Laynez

Redactor

Las espadas se blanden por todo lo alto en la parte norte de la ciudad de Almería. Bajo las Cuevas de Conan, que ya tienen en sus faldas una anédocta histórica más que contar, caballeros almerienses compiten, con las armaduras sobre sus hombros y armas de otro siglo. No ya por honor ni por el entretenimiento de un rey feudal, que implicaba el derramamiento de sangre, sino por su antítesis: deporte, que es lo mismo que decir salud, calidad de vida. Incluso cultura, puesto que la lucha medieval no se entiende sin la maltratada y vilipendiada por algunos, Historia de España.

La armadura chirría en cada paso para buscar el momento del ataque, las espadas cortan el viento mientras se dirigen al oponente, el sonido del golpe sobre el escudo es estruendoso. Posiblemente lo habrá escuchado alguna vez cuando deja la rotonda de la Ballesol y se dirige a coger la autovía. No se asuste, no ha habido un accidente de tráfico ni son sus frenos que chirrían para pedir un cambio, es un entrenamiento del Bohurt Zona Sur, el club almeriense que ha traído a la provincia el combate medieval.

Verlos en directo es disfrutar, es hacer realidad las travesuras de Zipi y Zape y sumergirte en el túnel del tiempo. El medioevo se abre ante ti, los años en los que las disputas se discernían espada en mano, se recrean en Almería en el parque al que dan sombra las Cuevas de Conan. La provincia, escenario de mil y una batalla de fenicios, árabes, cristianos y tantas otras civilizaciones, puede recordar su historia en el escaparate de este grupo de deportistas que combaten por diversión. Eso sí, sin la violencia que el avance de los siglos ha traído a las diferentes luchas clásicas.

Uno de los combatientes almerienses se amarra el casco y la red de protección. Uno de los combatientes almerienses se amarra el casco y la red de protección.

Uno de los combatientes almerienses se amarra el casco y la red de protección. / Javier Alonso

El combate medieval tiene su historia. Como no podía ser de otra manera. En España se lleva años practicando y Almería se ha sumado a esta modalidad. Tiene su propia federación, su calendario de competición y, por supuesto, su reglamentación. Para recrear de forma fidedigna los combates de hace entre cinco y ocho siglos, se compite en forma de duelos (uno contra uno, puntuando dando toques claros con las armas), bohurt o melés (desde cinco contra cinco hasta cientocincuenta contra cientocincuenta, con el objetivo de derribar al rival para que caiga al suelo y quede eliminado) y profight (uno contra uno hasta conseguir el KO).

Eso en cuanto a la forma de combatir, pero el atrezzo tiene su miga. No vale con ponerse un disfraz y una espada de madera de los chinos. Miguel Ángel Gómez, luchador del equipo almeriense, explica los pormenos de la equipación. “Tanto las armaduras como las armas tienen que corresponder a la misma época y un comité histórico debe darle el visto bueno. Todas están basadas en libros, dibujos o escritos de los siglos que queremos representar en nuestros combates. Las personas que van de escuderos también llevan trajes medievales”, explica este Policía Nacional cuyo físico privilegiado denota que se trata de un deporte exigente para el cuerpo y agradecido para la mente.

“Es un deporte duro para el que necesitamos un buen entrenamiento, resistencia, fuerza y técnicas orientadas al combate. En los combates medievales a la vez que sudas y te diviertes, aprendes muchos conocimientos del siglo finales del XIII XIV ,XV y principios del XVI”, que son las etapas históricas en las que se realizaban este tipo de batallas humanas, que posiblemente hundan sus raíces en los espectáculos que los romanos realizaban en sus anfiteatros y circos.

En el equipo hay gente de todos los oficios, desde militares, policías o vigilantes de seguridad, hasta tatuadores, taxidermistas, agricultores...

Escuchar hablar a Miguel Ángel de su deporte debe de ser lo más cercano a la labor de los juglares que poblaban las plazas de las ciudades del medioevo. “Nuestros combates son muy divertidos, te eleva la adrenalina a tope. Llevas unos 30 kilos encima de tu cuerpo entre armadura, escudo y armas, que pueden ser espadas, mazas y hachas” que, por supuesto, no son usadas con el objetivo de herir: “Siempre compites con mucho respeto al oponente, de hecho es el deporte en el que más nobleza he visto de los compañeros y los rivales. Las armas reales son reales, pero no llevan sin filo”, explica este segoviano aficando en Almería por motivos labores y, por supuesto, familiares.

Miguel Ángel, con el escudo y la malla que se usa bajo la armadura. Miguel Ángel, con el escudo y la malla que se usa bajo la armadura.

Miguel Ángel, con el escudo y la malla que se usa bajo la armadura. / Javier Alonso

En el equipo Bohurt Zona Sur, que tiene su sede en el Castillo de Almodovar del Río, hay gente de todos los oficios. A los policías, militares o vigilantes de seguridad, por aquello del culto al cuerpo, el combate medieval le viene como anillo al dedo. Pero no son los únicos, al final el deporte lo practica quien quiere porque le despeja la mente y le gustan sus valores. Así, en el club almeriense también hay tatuadores, taxidermistas o agricultores que se reúnen semanalmente bajo las Cuevas de Conan. “Aparte de los entrenamientos individuales que cada uno realiza particularmente, los martes o jueves nos juntamos en el parque para realizar entrenos físicos y los domingos combatimos uno contra uno o dos contra dos, en los que realizamos técnica de derribos, empujes y golpeos, además de combates libres”, relata el Policía Nacional.

En un país cargado de historia bélica y forjado espada en mano, el combate medieval tiene un arraigo grande y, por supuesto, uno de los torneos internacionales más multitudinarios. En concreto, el Torneo de Belmonte (un pueblo amurallado y con su correspondiente castillo en la provincia de Cuenca) aglutina a más de ciento treinta deportistas, la mayoría españoles, franceses y portugueses. Incluso las diferentes fedeaciones acordaron la disputa de un mundial, el Battle of the Nations, desarrollado por primera vez en 2009, en Khotyn, Ucrania, y celebrado en Europa, en abril, todos los años desde entonces.

El conjunto almeriense, formando parte del Bohurt Zona Sur, estuvo en la última edición de la competición conquense, donde logró una medalla de plata en el doce contra doce. Miguel Ángel, desde la humildad y la fidelidad de un buen caballero, desea que su club siga creciendo en número en el próximo año y que el Ayuntamiento les eche una mano en el tema de instalaciones: “Nos haría falta una liza, un vallado de madera donde realizar los combates, que seguro que nos dará más popularidad y permitará que muchos almerienses amantes del combate medieval se unan a nosotros”.

Con la caída del sol, las espadas vuelven a sus vainas. Hay que quitarse con esmero las armaduras y protegerse del frío para evitar que el sudor se enfríe. Un descuido así le costó un lúgubre resfriado a Felipe el Hermoso en el siglo XIV tras una cacería. Los caballeros se retiran a sus aposentos, se han batido en duelo de forma estóica, con honor y gallardía. Semper pugnator, Num-quam vasallus! (Siempre guerreros, nunca vasallos!).

Combate en la ‘corte’ cordobesa. Combate en la ‘corte’ cordobesa.

Combate en la ‘corte’ cordobesa. / Salas/Efe

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