La Jefatura Provincial de Tráfico contabiliza en el último año 3.414 denuncias por la conducción con alcohol y drogas frente a las 3.228 de 2018 y 2.527 de 2017. En lo que va de año se ha producido un descenso considerable de los sancionados por este tipo de conductas debido a las restricciones de movilidad que conlleva el estado de alarma y el recuento está en 1.166 multas (951 alcohol y 215 drogas). Teniendo en cuenta las multas del ejercicio anterior, dada la excepcionalidad de las circunstancias de la movilidad por la pandemia, serían 9 positivos diarios en las vías y carreteras de la provincia. La Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil en Almería realizó 132.115 pruebas preventivas de alcohol el pasado año con un resultado de 1,7% de positivos siendo la prevalencia en el ámbito estatal del 1,2%. En cuanto a las drogas, en las carreteras de la provincia fueron 1.023 test de los que un 55,5% resultaron positivos. Si bien hay que aclarar que no son pruebas aleatorias y los conductores son seleccionados por signos externos evidentes, la media nacional es muy inferior en este caso y se queda en el 36,4%.

Datos que podrían estar relacionados con la elevada tasa de mortalidad de la provincia, de 43 por millón de habitantes, seis puntos por encima de los 37 del conjunto del país. Según los datos del Observatorio Europeo para la Seguridad Vial, el 25% de las muertes en carretera están relacionadas con el alcohol. Cuando un conductor tiene una tasa de alcoholemia de 1,5 g/l su nivel de incidencia se estima que es 22 veces mayor que el de un conductor sobrio. El jefe provincial de Tráfico de Almería, José María Méndez, explica que los conductores que con más frecuencia cometen infracciones son los que tienen un mayor riesgo de ser causante de un accidente. Para explicar esa relación entre el consumo y la siniestralidad vial, desglosa los datos de 2018 con el siguiente análisis: el 23% de los conductores fallecidos tuvo resultado positivo en las pruebas de alcoholemia, el 12% de los heridos hospitalizados y el 7% de los que resultaron ilesos. Con el aumento de la tasa de alcoholemia no sólo se incrementa el riesgo de siniestros, sino que además el accidente se vuelve más grave. La tasa de incidentes podría llegar a ser 200 veces mayor en conductores que han superado la ingestión de alcohol de 1,5 g/l.

Las sanciones en firme con pérdida de puntos en 2019, sin incluir las que implican condena penal pero sí se tienen en cuenta las de las policías locales, fueron 2.682 por alcoholemia y 795 por drogas, representando en su conjunto casi el 5% del total de las denuncias. Los reincidentes en todas las sanciones desde que se aplica el permiso por puntos son 76.770 en la provincia, cifra que se obtiene al cruzar la estadística de sancionados que son 142.333 con las 219.103 sanciones 219.103. El perfil del reincidente vial, según los estudios recientes de la Fundación Línea Directa, es el de un hombre de mediana edad con más de 10 años de carné y mayoritariamente sancionado por exceso de velocidad.