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El valor de las personas extraordinarias

  • La crisis sanitaria saca lo mejor del personal de CLECE Almería, que ha apostado por la solidaridad y el trabajo en equipo para afrontarla

Los trabajadores de Clece han demostrado cómo las personas pueden hacer empresas extraordinarias.

Los trabajadores de Clece han demostrado cómo las personas pueden hacer empresas extraordinarias.

Dicen que en las situaciones más extraordinarias es cuando aparece la gente extraordinaria. Afortunadamente, las situaciones extraordinarias son eso: extraordinarias, y en pocas ocasiones se puede comprobar si esa frase hecha es solo la mera expresión de un deseo o una realidad. Pero esta vez han tocado tiempos duros.

Desde el mes de marzo el mundo vive una situación que no había vivido antes. La crisis sanitaria, económica y social vivida en los últimos meses, y muy especialmente durante el duro periodo del confinamiento decretado en España, ha desbordado cualquier plan de emergencia que hubieran previsto organismos internacionales, estados, regiones, ciudades u organizaciones de todo tipo. Sin embargo, también ha sido una buena ocasión para comprobar cómo la gente, las personas, pueden ser capaces de sacar lo mejor de sí mismas y hacer que el mundo sea mejor. Aunque sea solo un poquito. Aunque solo sea en su calle, en su barrio o en su trabajo. Y hay ejemplos impactantes.

En la provincia de Almería, la empresa de servicios Clece cuenta con más de 3.000 empleados que pudieron conocer, cosas de la vida, hasta qué punto lo que hacen cada día es esencial. Personal de  Servicios Sociales, de limpieza, de servicios educativos o de mantenimiento se encontraron en marzo con una realidad de la que posiblemente en muchos de los casos nunca se habían percatado: ellos son importantes. E hicieron cosas increíbles por serlo aún más.

Mª Jesús Sierra Mª Jesús Sierra

Mª Jesús Sierra

Mª Jesús Sierra es enfermera, especialista en geriatría y trabaja en la Residencia Ciudad de Adra. La carga y la presión sobre el estado de salud de los residentes se ha triplicado durante la pandemia, pero no han podido con ella. “Me siento orgullosa de cómo hemos trabajado”, asegura esta enfermera de vocación que, después de 16 años trabajando en la residencia se encontró en marzo con una situación “muy dura y complicada” que “por suerte la hemos llevado en equipo, apoyándonos entre todos y haciendo lo imposible” porque pasara desapercibida para sus ‘abuelos’, a los que adora. En lo personal, poniendo en marcha multitud de actividades a las que “les hemos dado una vuelta de tuerca”, y en lo sanitario, aplicando de forma estricta los protocolos de prevención aconsejados por la empresa y las autoridades sanitarias siempre “con el mejor ánimo” para proteger a residentes y trabajadores.

Soledad Iglesias Soledad Iglesias

Soledad Iglesias

A Soledad Iglesias Arévalo se la conoce en Clece, además de por sus indudables dotes como auxiliar de ayuda a domicilio, por su valentía. Aunque a ella no le parece que sea para tanto: “nunca he pasado miedo”, a pesar de que se pasó los meses de confinamiento trabajando como auxiliar de ayuda a domicilio (en el Servicio de Ayuda a domicilio Diputación de Almería) de casa en casa atendiendo, con un contacto muy estrecho, a las personas dependientes. No cree que haya hecho nada extraordinario: “unos hemos estado en el frente y otros en la retaguardia”, dice, pero lo cierto es que pocos se atreven a meterse en una casa con dos enfermas de Covid-19. Aunque Sole lo tiene claro: “hay que tener respeto al virus, e ir con mucho cuidado, pero nunca tenerle miedo” porque, dice, “si estás con miedo no estás atenta a cómo debes actuar para evitar el contagio”. Para eso ha recibido la formación necesaria, sí, pero el escrupuloso cumplimiento de las normas básicas de seguridad es suyo. Ha llegado a vestirse y desvestirse en un rellano para no tener que hacerlo en las casas de las personas que cuidaba porque “me preocupaba llevarles el virus o traérmelo para casa”. La cuidadora recuerda la incertidumbre de los primeros días, las precauciones… pero nunca el temor, sino, al contrario, “la alegría de cuidar a esas personas”, con las que “he reído, he cantado y he disfrutado”.

Daniel Plaza. Daniel Plaza.

Daniel Plaza.

José Daniel Plaza, Dani, electricista y frigorista, trabaja para Clece como personal de mantenimiento en el Servicio Energético del Ayuntamiento de Tabernas. Ama su trabajo, y se nota. Pasó de frigorista de primera clase a electricista sacándose la titulación mientras trabajaba. Actualmente lleva el control domotizado del sistema de iluminación pública de todo municipio de Tabernas y los servicios de guardia, y allí estuvo, al pie del cañón, durante el confinamiento. Pero no era suficiente, así que atendió una petición muy especial de su empresa y dedicó “horas, muchas horas”, recuerda, a hacer algo por los demás: montar un sistema para que cada habitación de la residencia Ciudad de Adra tuviera su propia televisión, un trabajo que “es verdad que fue agotador” (no debe ser fácil realizar instalaciones eléctricas ataviado con un ‘buzo’), pero que sin duda “mereció la pena” desde el primer día que, cuenta, “por los pasillos de la residencia se escuchaba a Juan y Medio” en su programa de Canal Sur: “Personalmente me dio mucha alegría verlos disfrutar de sus teles, tranquilos al fin en sus habitaciones con todo lo que habían estado (y estaban) pasando”.

Isabel Berenguel. Isabel Berenguel.

Isabel Berenguel.

Isabel Berenguel Navarro también es auxiliar de ayuda a domicilio del Ayuntamiento de Almería. Con una experiencia de 22 años, está especialmente implicada con un sector vulnerable y que requiere un esfuerzo constante: el de los enfermos mentales. Las muchas personas a las que ha atendido avalan su trayectoria no solo como profesional sino también por su humanidad y buen trato. Aunque no tiene recuerdos “especialmente buenos”, sí que se lleva “la satisfacción de que aporté mi grano de arena a la sociedad realizando mi trabajo lo mejor que pude con disciplina y responsabilidad. Di lo mejor de mí, al igual que el resto de compañeros y compañeras, ayudando a nuestros mayores en todas sus necesidades diarias, animándoles y repitiéndoles que pronto saldríamos de esta”.

Inés Benítez. Inés Benítez.

Inés Benítez.

Inés Benítez Claro es maestra en la Escuela Infantil de Viator y también tuvo que enfrentarse la incertidumbre con la que todos los docentes arrancaron un curso marcado por la Covid-19.  Es una persona responsable, entregada, divertida, que vive con pasión su trabajo y, sobre todo (y posiblemente lo más importante) muy querida por todos sus alumnos. Su trabajo y el de sus compañeros les hizo mucho más llevadero el confinamiento, también a sus padres: “pasamos de ser maestros y maestras a convertirnos en youtubers, y aunque al principio nos costaba un poco hemos terminado siendo expertas”, recuerda esta maestra de Infantil: explicaciones, danzas, manualidades, actividades especiales y un sinfín de historias que hicieron que el día a día del encierro fuera más llevadero para sus peques.

Remedios Romera. Remedios Romera.

Remedios Romera.

También está Remedios Romera Jensen, operaria de limpieza hospitalaria para la plataforma Logística Sanitaria de Almería  (Hospital Universitario Torrecárdenas), que trabaja en la planta Covid del centro hospitalario y que, por supuesto, ha estado al pie del cañón desde que se desató la pandemia con una increíble actitud en una labor que ha sido esencial siempre pero que ahora cobra la mayor de las importancias. Remedios ha dado un gran ejemplo de profesionalidad y, como ella, toda la plantilla del servicio de limpieza del Hospital Universitario Torrecárdenas.

María Jesús, Sole, Dani, Isa, Inés y Remedios. Seis nombres propios que podrían ser tres mil, que han traspasado la frontera que hay entre cumplir e implicarse y han demostrado que en situaciones extremas las personas son más personas que nunca porque sacan lo mejor de sí mismas, lo más importante, lo que más valor tiene: su empatía. Personas extraordinarias que, por extensión, hacen extraordinarias a sus empresas.