El regreso a las clases

Educación activará el protocolo de absentismo si los alumnos faltan al colegio por miedo al Covid

  • Los centros educativos podrán establecer horarios de mañana y tarde para evitar aglomeraciones

  • Los equipos directivos no asumirán responsabilidades ante un contagio

Dos maestras reciben a los alumnos en el primer día de clase.

Dos maestras reciben a los alumnos en el primer día de clase. / D. S.

No hay marcha atrás. El inicio del próximo curso será presencial. Ni las presiones de las AMPA ni las críticas de los sindicatos ni los temores expresados por los equipos directivos de colegios e institutos han doblegado la voluntad de la Junta de Andalucía a la hora de encarar la vuelta al aula, marcada por el Covid-19. El consejero de Educación y Deporte, Javier Imbroda, dejó claro ayer que si algo ha demostrado el reciente estado de alarma –cuando los centros de enseñanza permanecieron cerrados– es que “la presencialidad resulta fundamental” en la formación de los menores y que “el docente no se puede sustituir por una pantalla de ordenador”.

Una voluntad que queda reflejada en el decálogo que la Consejería de Educación y Deporte envió ayer a los centros públicos para afrontar este regreso a clase y en el que se contesta, en 90 apartados, a las dudas que en el último mes le han hecho llegar los equipos directivos sobre las instrucciones publicadas a principios de julio.

En el artículo 8.2 no se deja lugar a dudas cuando se plantea la posibilidad de que las familias, ante el temor de que sus hijos se contagien de coronavirus, decidan “libremente” no realizar la enseñanza presencial. La respuesta de la Administración educativa es tajante: Primaria y ESO son de escolarización obligatoria, que se materializa “en la actividad lectiva presencial”. Por tanto, salvo situaciones “debidamente justificadas que ya están contempladas en cursos anteriores”, se activaría el protocolo de absentismo.

Este supuesto conllevaría a que la dirección de los centros de enseñanza junto a la Inspección educativa comenzaran un proceso que podría acabar, en última instancia, con la denuncia a los padres por no llevar a sus hijos a clase, ya que el temor o prevención por la pandemia no justifica dicha ausencia continuada.

La enseñanza 'on line' voluntaria, descartada

Con esta respuesta se descartan las propuestas que recientemente han lanzado algunos padres sobre la posibilidad de continuar con la educación on line el próximo curso, como se hizo desde marzo a junio. Así lo solicitaron el pasado lunes 14 AMPA de Mairena del Aljarafe (Sevilla), que piden que las familias puedan acogerse “de forma voluntaria” a esta modalidad desde el comienzo de las clases para contribuir, de esta forma, a la disminución de la ratio en las aulas.

No obstante, aquí también se establecen excepciones, especialmente para alumnos y trabajadores que sean vulnerables al Covid-19, a quienes evaluará el médico de cabecera para determinar si puede asistir al centro educativo y las medidas que requieren en caso de acudir. Si se opta por su presencia, habría que extremar los recursos de higiene, la “separación social” y tenerlos en cuenta de forma “prioritaria” si se hace un desdoble o agrupamiento flexible.

Flexibilidad organizativa y horaria

La flexibilidad es, precisamente, una de las bases en las que se asientan las instrucciones para el próximo curso. Tanto para la organización de los grupos de convivencia escolar y de los profesionales que impartan docencia en ellos como de la distribución horaria que acuerden los equipos directivos. A este respecto, Educación contempla la posibilidad de que los colegios e institutos, “en el uso de su autonomía”, establezcan el horario de algunas enseñanzas por la tarde, con el fin de crear “entornos más seguros” y evitar las aglomeraciones de alumnos. Esta opción siempre debe preservar la conciliación familiar y laboral de los padres. En todo caso, los alumnos de menor edad –Infantil y primer ciclo de Primaria– deben mantener su horario matinal.

El desdoble horario es una medida que han tomado bastantes institutos andaluces en cursos anteriores ante la falta de espacio. Así, por la mañana se impartían las enseñanzas de la ESO y por la tarde, las de Bachillerato y FP. Por tal opción podrían decantarse, además de los IES, los colegios (donde supondría una gran novedad) para garantizar el distanciamiento social y los grupos de convivencia escolar.

La duración de las clases

Otra de las posibilidades que contempla la Consejería de Eduación concierne a la duración de las clases. Por norma general, las instrucciones establecen que debe mantenerse la carga horaria lectiva, aunque “la aplicación de las medidas para limitar el número de contactos primará sobre el cumplimiento del horario concreto de cada área o materia, especialmente en lo que se refiere a los intercambios de clase, entradas y salidas del centro o recreos”. Por tanto, y de forma extraordinaria ante las actuales circunstancias, las clases pueden durar menos de una hora y reservar los últimos cinco minutos para la circulación fluida de los alumnos para ir al recreo o salir o entrar en los centros.

Además, dentro de esta autonomía y ante la crisis sanitaria actual, los centros pueden optar “sin ningún problema” por suspender todas sus actividades complementarias y extraescolares (aquí no se incluye ni el aula matinal ni el comedor, que son considerados servicios esenciales) si con tal decisión estiman que aumenta la seguridad.

La responsabilidad de los directores

Por otro lado, el decálogo despeja las dudas sobre la responsabilidad de los equipos directivos de los colegios e institutos ante un contagio de Covid que se registre en sus instalaciones. En este punto, la Administración educativa abunda en que el protocolo de actuación que debe elaborar cada centro “otorga seguridad jurídica”, al tratarse de un documento que recoge medidas organizativas y en el que no se toman decisiones “que exceden dicho ámbito”.

“La responsabilidad de un contagio en ningún caso se puede achacar a los centros o sus equipos directivos”, refiere la Consejería de Educación, ya que habría que determinar, “supuesto muy difícil”, dónde se contagió la persona en cuestión. A ello habría que añadir que "el riesgo cero de contagio no existe”.

Por tanto, “al contrario de lo que se ha venido manifestando interesadamente por algunos sectores de la comunidad educativa”, las direcciones de los centros no asumen responsabilidades añadidas a las que vienen desarrollando de forma habitual.

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