Balance anual

El Parlamento de Andalucía busca su voz propia

Juanma Moreno tras su intervención en la última sesión de control en el parlamento de Andalucía.

Juanma Moreno tras su intervención en la última sesión de control en el parlamento de Andalucía. / E. P.

En el Parlamento andaluz, cada vez se habla más y se parlamenta menos. Y para escuchar un debate “de Andalucía” con esos asuntos que afectan a los más de ocho millones y medio de habitantes de la comunidad autónoma, hay que armarse de paciencia. El segundo año de la mayoría absoluta del PP comienza con una Cámara que cada vez es más una caja de resonancia, un eco de la política nacional, una revisión de aquello que se ha escuchado ya en la Carrera de San Jerónimo, en Ferraz o en Génova. Es imposible escuchar una comparecencia sobre la sequía, las listas de espera sanitarias o la falta de infraestructuras, sin toparse con referencias a la amnistía, a los pactos de investidura, o a la ley del sólo sí es sí hace unos meses. La última sesión de control del año fue un buen ejemplo; las referencias a los pactos del PSOE con Bildu para darle a esta la Alcaldía de Pamplona, monopolizaron el debate casi en su totalidad. Semanas antes, lo eran Puigdemont y Cataluña.

El día 3 de marzo a las 11:05 hacía su entrada en el registro del Parlamento la proposición de ley para la mejora de la ordenación de las zonas agrícolas del Condado de Huelva, en los términos municipales de Almonte, Bonares, Lucena del Puerto, Moguer y Rociana del Condado, rubricada por los portavoces del grupo popular, Toni Martín y de Vox, Manuel Gavira. La conocida desde entonces como ley de regadíos del entorno de Doñana, se quedaba a las puertas de su aprobación en un pleno que no se llegó a celebrar. Una llamada entre la ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera recién confirmada en el cargo tras la investidura de Pedro Sánchez y el presidente de la Junta, Juanma Moreno, permitió alumbrar el Marco de Actuaciones para el desarrollo territorial sostenible del área de influencia del espacio natural Doñana.

La ley quedaba aparcada, aunque no se retiraba. Para hacerlo es preciso que el PP la presente y vote en contra; lo hará al final de la legislatura. Una inversión de 1.400 millones de euros entre las dos administraciones, 14 municipios de tres provincias afectadas (Huelva, Sevilla y Cádiz) y cientos de agricultores que podrán acogerse a las subvenciones para abandonar sus cultivos en favor de la reforestación de sus parcelas, motivaron que no se siguiera adelante con una ley que traspasó fronteras.

Tan pronto como se conocieron los términos que, en esencia era legalizar aquellas tierras que quedaron fuera del Plan de la Fresa de 2014, se desataron las críticas. Comenzó el Gobierno que amenazó con ejercer la potestad de paralizar una iniciativa legislativa con un recurso al Constitucional; siguió la Comisión Europea quien recordó la sentencia que debería cumplir y que esa ley vulneraba y terminó con la UNESCO que también amenazó con sacar a Doñana de la lista de Patrimonio de la Humanidad. Campañas de consumidores y distribuidores de todo el continente, pusieron de su parte para enredar un ambiente que se tornó irrespirable. El Gobierno cometió un error de cálculo y el acuerdo sobre la campana, le sirvió para salvar la cara que estuvo más que en peligro durante muchos meses. Doñana como herramienta de confrontación, como si hiciera falta añadir alguna más a un panorama más que turbio.

Fue uno de los temas en los que se ha centrado el año en el Hospital de las Cinco Llagas. El otro, es la Sanidad. Lo que costó la presidencia de la Junta al PSOE, se cierne ahora sobre el actual Gobierno. Las palabras del portavoz de Adelante Andalucía, José Ignacio García, en una Sesión de Control, pueden resultar premonitorias: “si actúa como Susana Díaz, va a terminar como Susana Díaz”. Es una patata caliente que el Gobierno no sabe como sacar del fuego. Durante meses se escudó en un “problema técnico” para no publicar las listas de espera. A mediados de noviembre lo hizo el Ministerio y sus resultados fueron demoledores. Andalucía encabeza todas las clasificaciones y, ni tan siquiera su peso poblacional lo explica. Más de un año en algunas especialidades esperan miles de andaluces para ser atendidos por su especialista y para someterse a una intervención quirúrgica.

La consejera de Salud critica la campaña de boicot contra las fresas de Huelva. La consejera de Salud critica la campaña de boicot contra las fresas de Huelva.

La consejera de Salud critica la campaña de boicot contra las fresas de Huelva. / María José López / Europa Press

Las explicaciones de la consejera, de que “eran una buena prueba de que el sistema funcionaba, no ayudaron en absoluto a paliar la sensación de caos en la gestión. Catalina García ya había sido criticada por incluir en la Orden de tarificación los servicios de Atención Primaria. Se supo que ni tan siquiera el presidente de la Junta lo conocía. A día de hoy y a pesar de que se alcanzó un acuerdo con los sindicatos (después de negarlo en repetidas ocasiones) días antes de las elecciones municipales, todavía no se ha cumplido la promesa de publicar una nueva sin esos servicios. Las cantidades de dinero dedicadas a conciertos con la sanidad privada, también han planeado sobre la política sanitaria, un talón de Aquiles que todavía no deja de supurar.

La financiación autonómica y la deuda que Andalucía arrastra con el Estado sirvieron también para hacer crecer el ruido. La primera destapa visiones distintas incluso dentro del mismo partido respecto a los criterios para el nuevo modelo, aunque nadie discute la necesidad de actualizarlo; aquellas comunidades más pobladas, piden que se tenga en cuenta la población; las que están menos, ponen el acento en la falta de la misma. Sobre los miles de millones que se deben al Estado (25.000 en el caso andaluz), todavía falta por conocer la cuantía que el Gobierno restará del montante final, que se da por hecho después de haberlo hecho con Cataluña como pago de la investidura.

Ni siquiera el descenso de la natalidad, ha servido para calmar las protestas de los sindicatos de educación que arrastran unas carencias que siguen vigentes, con servicios que no se prestan en especial aquellos alumnos que precisan necesidades específicas y una apuesta por la concertada que el año que viene superará por primera vez los mil millones de euros según los Presupuestos.

La mala gestión del bono joven de alquiler (de nuevo achacado a un “problema técnico”), la falta de vivienda protegida y la proliferación sin freno de las turísticas siguen en el debe de un debate que no llega.

Maribel Mora arroja arena de Doñana en el escaño de Juanma Moreno. Maribel Mora arroja arena de Doñana en el escaño de Juanma Moreno.

Maribel Mora arroja arena de Doñana en el escaño de Juanma Moreno. / José Manuel Vidal / EFE

Grupos políticos

Adelante Andalucía es el único grupo en el Hospital de las Cinco llagas que tiene un discurso netamente andalucista, aunque su influencia está mermada por su escaso peso numérico. Sus diferencias con Por Andalucía se dejan sentir en una relación marcada. La sentencia del Tribunal Constitucional en la que se cerraba el capítulo de la expulsión de los afines a Teresa Rodríguez con la decisión de que se vulneraron sus derechos políticos, contribuyó a alimentar la ya tradicional imposibilidad de la izquierda por algo parecido a la unidad. Una denuncia ante los tribunales de lo Contencioso, debe poner fin a una disputa que se saldará con una compensación económica ante la imposibilidad de revertir una situación que salpica a los miembros de la Mesa que la adoptaron.

Por Andalucía vive una sensación de provisionalidad, de encontrarse en pleno proceso de construcción. El abandono de los diputados de Podemos de la coalición Sumar en el Congreso de los Diputados debe afectar, por mucho que se niegue, a la composición del grupo en Andalucía. Hay que tener en cuenta, pro un lado que tres de los cinco integrantes de Por Andalucía, pertenecen a Podemos y que una de las diputadas que abandonó la coalición con la que concurrieron a las elecciones del pasado mes de julio, es la secretaria general del partido morado en Andalucía, Martina Velarde. A pesar de que se esgrime la autonomía de los territorios, a nadie se le escapa que la convivencia entre ambas corrientes, se antoja como más que complicada.

Vox no es necesario a la hora de tomar decisiones. Lo saben tanto ellos, como desde el Gobierno. En la primera sesión de control después de las elecciones generales, el portavoz de los populares, Toni Martín, acusó a Vox de haber sido “el tonto útil” de Pedro Sánchez. Los de Abascal en Andalucía, tienen esa frase grabada a fuego. Desde ese momento, las relaciones parecen definitivamente rotas. No hay intervención de sus portavoces que no concluya con que “Juanma Moreno aplica las mismas recetas que los socialistas” o directamente con que “es socialista y no lo sabe”. La irrelevancia ha radicalizado su discurso contra los inmigrantes, “separatistas, comunistas” y todo lo que huela a “izquierdas”, una opción ideológica que lanzan como si fuera una acusación.

En el PSOE también están en proceso de remodelación. El nombramiento del secretario general, Juan Espadas, como portavoz en el Senado, trastoca los planes del principal partido de la oposición que, al menos hasta el momento, no ha logrado separarse de la sensación de dispersión que acompañan sus intervenciones. Ángeles Férriz fue confirmada como portavoz, algo que asegura cierta estabilidad al grupo, pero el partido queda debilitado. Hay que esperar a los próximos días para conocer una remodelación que pasa por el nombramiento de alguien que se haga cargo de la organización interna.

El PP hace valer su mayoría absoluta. A pesar de que en todas -literalmente- sus intervenciones hablan de la necesidad del diálogo, a la hora de la verdad lo ponen pocas veces en práctica. No les hace falta. El hiperliderazgo del presidente de la Junta, hace todo lo demás. No hay acción de consejería alguna que no se detenga en glosar lo que Juanma Moreno ha hecho en cada uno de sus campos. Él es el responsable de todas sus políticas. La sustitución de Bendodo por Antonio Sanz, ha servido para consolidar a éste como mano derecha, como vicepresidente de facto, aunque la línea de actuación haya ahondado en un mecanismo que ya estaba engrasado y, como dice el adagio, no debe cambiarse siempre que funcione. Y lo hace.

Del nuevo andalucismo, a la vía andaluza. El Gobierno se arropó en la blanquiverde para instaurar un Día de la Bandera que no termina de despegar. El primero permitió la resurrección de Rojas Marcos; el de este año, con Sara Baras como embajadora, se quiso hacer más tradicional. Ni el espacio elegido, ni la no festividad del día permiten consolidar la fecha. Lo que sí ha servido es para mostrar esa manera de hacer las cosas, distinta en Andalucía al resto de comunidades, menos frentista, aunque igual de contundente.

Juanma Moreno lo hizo en su última comparecencia: “voy a pedir lo mismo que se está dando a Cataluña”. El lema de aquellas manifestaciones de hace 46 años en las que se reclamaba la autonomía de “no ser más que nadie, pero tampoco menos” se ha repetido más veces en los últimos meses que en las cuatro décadas anteriores.

Juan Espadas da la réplica a Juanma Moreno en la última sesión de control. Juan Espadas da la réplica a Juanma Moreno en la última sesión de control.

Juan Espadas da la réplica a Juanma Moreno en la última sesión de control. / E. P.

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