CampeoneX | Crítica

Discapacidad aumentada

Una imagen del filme de Javier Fesser.

Una imagen del filme de Javier Fesser.

Misma fórmula, distinto deporte, nuevo sesgo de género, leve flirt lésbico, universo gamer y product placement sin disimulo. Así podría resumirse el high concept de esta segunda entrega de la exitosa Campeones que sigue celebrando las capacidades diferentes y el chiste siempre a punto de un puñado de entrañables al servicio de una bienintencionada fábula 3.0 de superación y espíritu de equipo cada vez más inclinada hacia el público infantil y juvenil.

Fesser le coge la medida y el cálculo a su propia plantilla globalizada, pasa página de la masculinidad tóxica al empoderamiento de una nueva entrenadora con fama de gafe (Elisa Hipólito), renueva el contrato a sus incansables deportistas e incluye, subiendo la apuesta inclusiva, a un nuevo personaje en silla de ruedas (Brianeitor) que suple su falta de movilidad con una un carisma y una pericia impresionante ante la pantalla del ordenador.

El director de El milagro de P. Tinto, Camino o La gran aventura de Mortadelo y Filemón filma de tal manera que en realidad nada se vea en su conjunto, o lo que es lo mismo, trampeando cada uno de los gestos y frases de nuestro grupo siempre al servicio de una escritura previa que, como en la primera entrega, decide por ellos cada movimiento, cada canasta, cada carrera, cada gag y cada réplica más o menos ingeniosa o picantona (‘Su-Po-ya’). El relleno musical, del burlesco circense a la electrónica de alta competición, hace el resto.

La X en CampeoneX tiene que ver con la idea de disolver las dificultades y diferencias físicas e intelectuales de nuestros héroes en el universo virtual de los eSports, a los que la cinta se entrega en un largo tercio final sólo apto para amantes del streaming o fans de Ibai Llanos. Uno podría maliciarse que en realidad responde a un nuevo ejercicio de eXplotación de su asunto de fondo y de todos y cada uno de sus personajes y actores, discapacitados o no.