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El Mediterráneo hizo la ola

  • Necesitaba la afición una mañana de felicidad en las gradas para hacer las paces con el balón

  • El club acierta en renovar a Fran Fernández y debe hacer lo propio con Esteban

Los jugadores del filial festejan con los aficionados el final del partido y el correspondiente ascenso.

Los jugadores del filial festejan con los aficionados el final del partido y el correspondiente ascenso. / rafael gonzález

El Estadio de los Juegos Mediterráneos vibró ayer como lo hacía en sus buenos tiempos con el primer equipo. Tuvo que ser el filial el que devolviera a la grada una tradición tan futbolera y tan poco usada en las últimas temporadas en Almería como la ola. La tribuna, llena en el sol y en la sombra, de repente comenzó a levantarse en la zona que pega al fondo norte y, con la furia de un día de marejada, fue arrastrando su pasión hasta el rincón cercano al fondo sur, donde estaban los aficionados del Villarrobledo. Por cierto, muy respetuosos y deportivos, no como sus jugadores que se quitaron la frustración a base de duras patadas a los jugadores rojiblancos.

La ola surgió por generación espontánea, darwinismo puro y duro. Llevaba sin aparecer por el Mediterráneo cinco años y dos días, justo los que ayer se cumplieron desde que la Unión Deportiva Almería regresara a Primera División tras vencer por 3-0 al Girona. Desde entonces, sufrimiento, sufrimiento y más sufrimiento. Y desazón al ver cómo equipos a los que antes se les goleaba como simples comparsas, caso del Huesca, ahora te pintan la cara con una facilidad pasmosa.

Algunos jugadores del filial tienen cabida en el primer equipo y harán la pretemporada

Todo ese sentimiento, enquistado en el corazón, lo ha olvidado la afición de la UDA gracias a su filial. Un equipo al que durante la temporada apenas siguen cinen personas, pero que en estas dos últimas eliminatorias ha sido capaz de devolver la ilusión a un Mediterráneo en cuyos marcadores suelen usarse más las bombillas que marcan los goles visitantes que los locales. Para la Unión Deportiva Almería como institución, al final la temporada se puede considerar positiva gracias a su cantera. No sólo por el éxito y la fiesta de ayer, que deja un sabor más dulce si cabe que el agónico 1-1 de Lugo, sino porque esa salvación la terminó de cocinar precisamente el extécnico del Almería B, cuando a Lucas Alcaraz ya se le estaba quemando el guiso.

Tarde, porque Fran se había ganado el contrato de renovación en los mismos vestuarios del Anxo Carro, el almeriense ha sido renovado como técnico del primer equipo. Las cosas saldrán bien si se acierta con los fichajes y mal si se continúa en la línea de las últimas temporadas. Ahí, en el meollo, habrá un técnico que no se casa con nadie que no trabaje y que no tiene pelos en la lengua. Así consiguió que el filial prácticamente amarrara la promoción de ascenso a Segunda B y así envió a esa misma categoría a Cultural, Barcelona B, Lorca y Sevilla Atlético.

Su sucesor en el banquillo canterano, con las cuatro pinceladas que ha podido dar, ha ido en la senda correcta, en la senda que necesita el club para recuperar el honor deportivo perdido. Esteban no necesita presentación, es otra institución futbolística almeriense. Merecía haber renovado la pasada temporada tras su periplo en el juvenil, pero el club decidió que no. Curioso como es el destino: el Lugo del zapillero Francisco pudo enviar al primer equipo a Segunda B, el zapillero Fran Fernández lo evitó y el mojonero Esteban Navarro es el que el manda a la categoría de bronce al Almería, pero al B. El excentrocampista rojiblanco se ha ganado la renovación ya y no ese período de angustia que ha vivido Fran Fernández desde el 2 de junio hasta la semana pasada.

La línea del Almería B, y de la cantera en general, tiene que seguir siendo la misma, puesto que realmente Alfonso García ha conseguido estructurar bien a las categorías de base. No puede haber una desbandada general, en Segunda B se necesitan jugadores de calidad puesto que el nivel sube bastante. El primer equipo es un caramelo para futbolistas tan jóvenes, y seguro que alguno convence a Fran Fernández esta pretemporada, pero es que el reto del grupo IV también tiene pinta de ser delicioso.

De esta categoría, hace unas temporadas, salió una buena hornada de jugadores como Joaquín, Hicham, Dani Romera, Gianfranco, o algunos otros que se han ido esparciendo como Lillo, Alberto Martín, Álvaro, Nono... La campaña está a la vuelta de la esquina y con el Mundial, el tiempo parece pasar más deprisa todavía. Es el momento de renovar la ilusión por parte de la grada y del club. Y eso sólo se hace con la mezcla del compromiso mostrado por el filial y algo que cuesta dinero: la calidad.

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