Voleibol

El día en el que El Ejido comenzó a dibujar su estrella de luz propia y tres puntas en el palmarés blanquiverde

  • Los protagonistas de la primera Copa del Rey refuerzan la sensación de que el público llevó en volandas al equipo hasta la consecución del título

Se cumple un cuarto de siglo del primer título copero del Unicaja Almería

Se cumple un cuarto de siglo del primer título copero del Unicaja Almería / D.A. (Almería)

La cuenta, por ahora, está situada en once entorchados coperos, de los que cuatro se han ganado ‘en casa’, dos en El Ejido, uno en Roquetas de Mar y otro en Almería. La localidad ejidense, excepción hecha en el palmarés de Superliga, que se disputa en el pabellón habitual de toda la temporada, puede presumir de ser un talismán de efecto ‘infalible’ para el club ahorrador, ya que es donde más veces ha levantado el trofeo de algún título ‘no liguero’, y donde jamás ha fallado en el intento: tres de tres. Y es que al Torneo del KO de 1995, el homenajeado por su cuarto de siglo, hay que sumarle el de 2000, cuarto de la cuenta particular blanquiverde, tercero consecutivo, y la séptima y última, hasta el momento, Supercopa de España, con la que inició en 1995 nada menos que el ‘triplete’. Tan solo ‘lamenta’ El Ejido que en 1999 el equipo no llegase a ‘su’ Final Four de la Champions. Pese a la ausencia de Unicaja Costa de Almería, de nuevo la localidad brilló, esa vez en el firmamento europeo del vóley. Sisley Treviso, de Italia, el campeón, Belogorie Belgorod, de Rusia, Friedrichshafen, de Alemania, y Noliko Maaseik, de Bélgica, puedan dar testimonio de ello.

Pero remontándose a la primera punta de esa estrella de tres puntas impuesta en el pecho de El Ejido, los ‘héroes’ de la primera Copa del Rey coinciden en que no había solo seis jugadores en pista, en que no sumaron solos los 15, 15 y 17 puntos (se puntuaba todavía solo con el saque propio) de los tres sets, que fue casualidad que ‘volaran’ hacia el título. Todos sitúan a la afición como determinante, y la prueba irrefutable fue la televisión, que lo hizo ver a toda España. Desde el banquillo, José Maqueda, segundo entrenador, sintió la magia, y tenía con qué comparar: “Para mí esa Copa significó mucho, y te vas dando cuenta conforme pasa el tiempo; a título personal, dos años antes estaba como espectador, era jugador juvenil y del segundo equipo, viendo la primera final de la Copa del club en Murcia y cómo se nos escapó de las manos”. Esa vez, ya de protagonista, fue diferente y el final fue feliz: “Al año siguiente me propone Axel la función de segundo entrenador y en dos años, con un grupo de jóvenes y tres o cuatro jugadores con más experiencia, conseguimos algo que todos soñábamos, pero que era muy difícil de lograr”.

Maqueda lo define como “un sueño hecho realidad y a nivel deportivo en general el equipo tuvo la oportunidad y la aprovechó, la de conseguir aprender a ganar títulos, porque éramos entrenadores y jugadores jóvenes, una base de equipo muy joven, y en ese momento era muy difícil por el reinado de Las Palmas e intentar acercarse a él para ganarle un título”. Jugar en casa fue fundamental, pero también lo que se ‘coció’ en el vestuario: “Si me tengo que quedar con un momento, me quedo con el del vestuario, previo a la final, que me emociona recordarlo, detalles de esa charla técnica, cuando nos conjuramos todos juntos, y esa comunión con la afición que se congregó en el pabellón de El Ejido cuando salimos al campo”. En el recuerdo del segundo entrenador, “lo más importante fue antes, durante y después, cómo se nos trató como equipo y el impacto social que no sabíamos que iba a tener, lo que iba a significar el título para nuestra provincia”, reconoce.

Sigue con que “fue un logro, la gente se volvió eufórica, durante el partido empujó muchísimo y al final, al salir del pabellón, no dábamos crédito porque no habíamos vivido nunca esa cantidad de personas que nos esperaba para saludarnos y para felicitarnos, algo increíble y emocionante”. Al producirse la efeméride en medio del confinamiento, José Maqueda quiere “mandar un mensaje de apoyo y mucho ánimo a toda la sociedad, porque tenemos que seguir luchando y juntos somos más fuertes y seguro que vamos a salir adelante”. Retomando el ambiente, el ‘ir en volandas’ de las declaraciones del segundo entrenador, el mito Manolo Berenguel, actual primer técnico del equipo 25 años después, lo vivió como jugador llegado de la cantera y lo revive constantemente: “Lo tengo en casa colgado, así que… -posando para el vídeo con la foto final de la formación ahorradora con su primera Copa- es una sensación muy gratificante cada vez que recuerdo el primer título del club”.

Receptor en ese momento, sin que se contemplase en esa época la figura del líbero, “si hubiese dos cosas con las que me quedaría de este momento, una es las caras de todos nuestros compañeros, las caras lo dicen todo, de todos y cada uno de los que componemos el equipo, que seguro que sienten lo mismo y, de hecho, yo tengo muchos amigos para el resto de mi vida con los que voy a poder contar siempre, y la segunda es lo que hay ahí -señalando la esquina de la foto- toda la gente, cómo acudió Almería al pabellón fue espectacular”, textualmente. Berenguel enlaza este hecho histórico con el que lo permitió realmente: “Fue continuidad de la famosa fase de ascenso, cuando subimos a División de Honor; el público respondió, la familia, a la perfección, la grada llena de primos, tíos, hermanos, padres… de los jugadores y los míos, claro”. A título de resumen, Manolo insiste en que “son las dos cosas que me quedo, los amigos que he hecho con el vóley y la afición almeriense, de chapó durante todos estos años; en definitiva, diría que fue el principio de una preciosa amistad entre el club y los éxitos deportivos”. Esa idea es básica y compartida.

Así, Enrique de Haro tiene todos los títulos de Unicaja y de la Selección, cuenta que inició en ese 1995: “Tuve la suerte de poder vivir dentro del cuerpo técnico el primer titulo el club, y siempre digo, cuando echo la vista atrás, que el primer título de un club es muy importante, porque hace que los jugadores y el club aprendan cómo se debe de ganar, y eso fue determinante para toda la historia que se ha producido después en estos 25 años”. Semilla plantada, de ella tiene “muchos recuerdos y todos buenos sobre aquella Copa de Rey, pero sobre todo de los años previos a la preparación de ese equipo, ya que el título fue el culmen de un grupo de jugadores, la mayoría almerienses o vinculados a Almería durante mucho tiempo, y quizá fue el punto de conexión entre una afición y un equipo que ha durado muchos años”. A lo emotivo, une lo tangible: “Aparte de esos recuerdos tengo algunos físicos, como esta camiseta -que vista en el vídeo y que se agarra para enseñarla-, que me gusta porque representa a los verdaderos protagonistas, que fueron los jugadores”.

Se la pidió a Pascual Saurín al final del partido “y la guardo con mucho cariño, y me hace recordar todo el esfuerzo con el que un grupo de personas consiguieron aquel éxito”. La despedida, con su sello propio de “fuerza y honor”, y del mítico De Haro, de actual entrenador a actual entrenador también, en referencia a Manolo Berenguel y vinculados por la amistad, el referido Pascual Saurín, seleccionar de España en la categoría femenina, disfruta de la memoria colectiva del hito: “Qué bonito recordar 25 años después ese título que conseguimos en El Ejido, porque la verdad es que viendo las imágenes ahora, todavía se me ponen los pelos de punta”. Un personaje fundamental del vóley español como es él tiene presente lo fantástico del ambiente: “El pabellón estaba lleno, se disfrutó mucho de esa final y el recuerdo que tengo de aquel título sobre todo es el trabajo y la ilusión con la que se preparó esa Copa, fue un equipo con todas las letras desde el principio hasta el final”.

Saurín desvela que se fue “muy ilusionados”, literalmente, “sabiendo que teníamos nuestras posibilidades y solo nos faltaba confirmarlo, y sí, nos salió una gran final, tuvimos que sufrirla mucho, pero cuando se logra el objetivo te queda una enorme satisfacción; fue un gran trabajo de todos”. Entre ellos, un opuesto muy potente, de calidad y capacidad, que hacía piña, como Manolo Carrasco, para el que, como no, quedaron “unas sensaciones increíbles”, ensalzando precisamente al grupo: “Con esa plantilla la verdad es que era complicado no ganar el título, con jugadores como Prenafeta, Rafa Pascual, Carlos Carreño… mogollón de buenísimos jugadores de primer nivel, y haber compartido con ellos ese año, esas horas concretas que fueron necesarias para ganar el título, fue increíble”. Se apunta a que fue un ‘inicio’: “Fue a partir de ahí que el club empezó a conseguir títulos, y parece ser que enseñamos el camino de ´como conseguirlos’, porque no deja de lograrlos este equipo al que le doy mucho ánimo para seguir por este camino, que lo estáis haciendo muy bien”.

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