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Pases que son tres cuartos de gol

  • Magnífica la conexión José Ángel, Pozo y Fidel, asistiendo a dos fantásticos matadores: Quique y Puertas

  • Gran calidad entre líneas, con una banda izquierda que fue un puñal

Fidel se prepara para asistir magistralmente a Quique en el que sería el definitivo 2-1.

Fidel se prepara para asistir magistralmente a Quique en el que sería el definitivo 2-1. / javier alonso

Por fin parece que el Almería ha encontrado un once tipo con el que va a dar más alegrías que tristezas. Entre lesiones o sanciones, Fernando Soriano terminó dando entrada a José Ángel, justo en el momento en el que Pozo pedía sitio, y cuando Fidel y Quique necesitaban alguien que les diera un impulso. Puertas, por su parte, a lo suyo, a la chita callando es el más regular y sus goles valen más que los diamantes.

La actual columna vertebral rojiblanca es consistente, firme, rígida. No tiene hernias de disco, está sana y jovial. El Almería está jugando al fútbol como demanda esta categoría, con fútbol rápido, llegadas por bandas y remates en el área. Además, entre líneas poco a poco se va encontrando gracias a la confianza y la conexión, que se consigue a base de partidos, de los jugones rojiblancos. El doble o el triple pivote no le aportaba al Almería ni juego ni consistencia, algo que sí tiene ahora que el balón se mueve en vertical y no de forma horizontal y plano como ocurría hasta hace unas jornadas.

El cuero ayer (y ante Córdoba y Sevilla B) pasó más tiempo de centro del campo hacia la meta rival que hacia la de Casto. La defensa, reforzada por el ímpetu de Joaquín, sufre y se tambalea mucho menos. Y con esa base en el centro del campo, los hombres de arriba ya son avispas, que pican en cuanto ven un hueco en la piel. Fidel ayer llevaba el aguijón bien alto, sabedor de que tenía que ser uno de los hombres importantes después de quedarse en el banquillo en el encuentro del Ramón Sánchez Pizjuán. La demanda de intensidad y concentración desde la salida quedó demostrada con la primera ocasión en botas de Pozo, tras pase del extremo onubense. Ahora faltaba cumplir el segundo requisito, que era no venirse abajo con la primera piedra en el camino, y el equipo tuvo mentalidad ganadora para remontar el tanto inicial del Elche.

Con Diamanká y José Ángel dirigiendo la mejor orquesta de la temporada, Fidel se metía hacia el interior para romper entre líneas y dejar una autovía para las subidas de un Nano que destrozó primero a Luis Pérez y después a Correa, que había salido a sustituirle viendo que el malagueño le estaba haciendo un traje. El onubense se encontró mucho más cómodo en el juego interior, que pegado a la banda, donde muchas veces se ha perdido entre regates y pegajosos marcajes. Ayer se iba a poner el traje de asistente, iba a echarle una mano a un Pozo demasiado cubierto, que tuvo la virtud de sacar a sus marcadores de la mediapunta, para que aparecieran el onubense y el propio Quique. Así, el extremo zurdo recibía y ponía unos balones a Nano, que merecían acabar en gol por la facilidad con la que rompen las líneas contrarias de presión y por la vistosidad de unas jugadas que recuerdan que en el fútbol no es obligatorio meterse con el cuero en los pies.

Así se iba a fabricar el empate, después de un autogolazo sin querer de Ximo. El centro del campo almeriense, mandón y avasallador en la recuperación, encontraba la zurda de Fidel, que asistía a Nano y un centro acaramelado del lateral lo cabeceaba a la perfección Puertas. Bonito e importante, tanto como el segundo con el que compartía un patrón común: todo comienza en los pies de un José Ángel que saca el juego desde atrás como pocos. El sevillano (José Ángel) conecta con el malagueño (Pozo), que pone un balón de oro al onubense (Fidel) y un toque de mucha clase de éste pone el gol en bandeja al vallisoletano (Quique). Los dos almerienses, que ahora sí los tiene este equipo y son titulares indiscutibles para Soriano, corrieron raudos y veloces a abrazarse en una piña, que fue compacta y no se rajó en los últimos minutos ante los ataques a la desesperada de un Elche sin ningún argumento.

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