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Su cara era el mejor resumen

  • De cuclillas, con gesto incongruente, el sevillano refleja a la perfección una temporada inverosímil Cada día es más imprescindible para la medular

No hace falta que estas líneas expliquen el gesto de José Ángel al terminar el partido. A buen seguro que sería el mismo que todos y cada uno de los perplejoa aficionados rojiblancos adquirieron frente al televisor. Por mal que sepa el punto, es justo, merecido y muy bueno. Da rabio por cómo y cuándo se produce, además de acordarse que segundos antes el Almería tenía una falta en el córner contrario en el que hizo el canelo. Por todo eso, la mirada de José Ángel estaba perdida al final del partido, rogando una explicación al cielo por tantos y tan dolorosos golpes recibidos. Sin embargo, tras la ducha los compañeros le animaron y le hicieron ver que es un peldaño más el que se sube en medio de una buena dinámica. La palabra lástima ya tiene que ser pasado.

Con lo que tratan de quedarse los jugadores, y muy especialmente José Ángel, es con que el equipo está vivo y está arañando muchos puntos ante conjuntos de la zona alta. El Almería está inmerso en una parte complicada del calendario, en la que ha conseguido recortarle cinco puntos al Huesca y empatarle. Gracias, entre otras cosas, a la cara que ahora sí están dando los rojiblancos y a la aportación de futbolistas infrautilizados hasta hace unas jornadas, como es el caso del sevillano.

Sin ser un gran partido de los rojiblancos, se mantuvo el orden y la compostura como en los últimos partidos. José Ángel se encuentra cómodo en el centro del campo, bien escoltado por Lolo Reyes. Además, se asocia bastante bien con Pozo, al que encuentra siempre entre líneas. El sevillano tiene facilidad para sacar el balón controlado desde atrás, gracias entre otras cosas a su buen dominio de ambas piernas, y eso facilitó que ayer poco a poco el Almería fuera quitándose de encima la tremenda presión con la que comenzó el partido el Valladolid.

A falta de dominio de balón y de presencia, el Almería contenía mal que bien a su rival y trataba de mover con cierta rapidez en sus recuperaciones. Lolo se suelta más, puesto que se siente seguro con José Ángel guardándole las espaldas. Una de las virtudes de éste son sus buenas paredes, que ayer provocaron varias contras muy peligrosas. El gran debe del centrocampista sigue siendo el balón parado, que lanza demasiado bombeado y sin fuerza para un buen remate.

Conforme avanzaba el partido, José Ángel se hizo el dueño de la medular. Ahí empezó a colgar balones el Valladolid, en busca de un juego más directo que no fuera interrumpido por el omnipresente sevillano. A falta de 30 segundos y con falta a favor, se veía vencedor. Pero la pardillada de siempre ocurrió, los fallos que te meten abajo y te pisotean volvieron a cometerse. "¿Por qué?", se preguntaba José Ángel derrotado sobre la hierba. Toca volver a levantarse de otro golpe.

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