No es la primera vez que sucede algo así, ni será la última. Por alguna razón, el rendimiento de un conjunto resulta ser diametralmente opuesto, si es que juega de local o de visitante. Puede que las características de los jugadores tengan algo que ver, aunque en algunos casos el misterio queda para la posteridad. Ciertas cualidades de varios de los integrantes de la plantilla rojiblanca, habilidosos pero algo blandos en el aspecto físico, nos pueden guiar en la búsqueda de la diferencia de entrega o simplemente este tipo de jugadores actúan mejor al percibir cierta cercanía. El caso es que el rendimiento de local y visitante, se parecen tanto como Donald Trump a Obama. Los guarismos cantan y alguna solución habrá que encontrar. Mientras tanto, uno observa al Elche y a otros rivales, y se da cuenta de que en esta temporada el nivel ha bajado. Incluso diría que más en el plano físico que en el técnico. Si a un conjunto como al ilicitano, que optaba momentáneamente a la tercera plaza con la victoria, se le puede considerar como candidato a algo distinto de la permanencia, al menos un servidor se muestra esperanzado. No se trata de lanzar las campañas al vuelo, pero pienso que hay plantilla para más. Esta afirmación la he repetido varias veces en diferentes escritos. La consolidación de jugadores, otrora del filial, como José Ángel, Puertas o Joaquín, junto a otra tripleta letal, Pozo, Fidel y Quique, lo demuestra. No creo que muchos equipos de Segunda tengan la fortuna de contar con una ofensiva que podría estar ahora mismo en Primera. Con respecto a los canteranos, de nuevo Puertas resulta decisivo. Cuando se jugó mal como ante el Rayo, desatascó un choque que pintaba mal. Y anoche, con buen juego y marcador injusto, también estuvo ahí. Quizá lo que no termino de comprender son sus continuas sustituciones en la segunda mitad, cuando aparentemente el espigado delantero de Benahadux ni está cansado ni lesionado. Lo del otro canterano y almeriense, Joaquín, es punto y aparte. Un jugador total, a lo Busquets, que está rindiendo de central y aporta seguridad, si bien me gustaría verle más adelantado, desplegando su clase en un campo de acción más amplio. El problema radica en la falta de un central de garantía que acompañe a Morcillo, pues Trujillo no es el mismo de antaño y Quintanilla no está gozando de la confianza de Soriano. Otra bendición ha sido la llegada de Nano a la banda maldita, que tanta controversia ha generado con Dubarbier. Pese a este repaso de virtudes rojiblancas en la noche de ayer, todavía quedan en la recámara jugadores como Azeez o el mismo Zongo, del que espero más. Casi sin darnos cuenta se vislumbra una plantilla capaz de dar mucho juego en lo que resta de temporada, si se consiguen pulir ciertos aspectos, como la contundencia y la intensidad, el rendimiento como foráneos y un toque final en forma de refuerzo de invierno que devuelva a la afición el aire, en forma de angustia y suspiros, que tanto le ha faltado en los últimos tiempos.