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Lupe Mateo Barredo: "El amor de Andrea' me ha dado una vocación"

Lupe Mateo Barredo posa con su Premio Carmen.

Lupe Mateo Barredo posa con su Premio Carmen. / Julio González

Cuando la entonces estudiante de Bachillerato Lupe Mateo Barredo (Cádiz, 2006) todavía no había cumplido los 16 años, se convirtió en la protagonista de la última película del director almeriense Manuel Martín Cuenca. La adolescente gaditana, sin experiencia alguna en interpretación, superó un casting por el que pasaron miles de jóvenes que la convirtió en la Andrea de El amor de Andrea, un trabajo por el que, hace apenas unas semanas, se alzó con el premio a Mejor Interpretación Femenina Revelación de la III edición de los Premios Carmen del Cine Andaluz. La actriz, que cumplirá los 18 años en diciembre, ha decidido formarse y seguir la senda de la actuación.

–El recuerdo que le viene ahora mismo de los Premios Carmen

–Me acuerdo del camino en coche con mis padres, ellos diciéndome, “Lupe, sabes que lo tienes crudo”, y yo respondiéndoles que no se preocuparan porque estaba convencida de que no lo iba a ganar. Y otro recuerdo es el de mirar el movimiento del cámara. Nosotros estábamos en primera fila sentados, entonces, cada vez que anunciaban un premio, nos fijábamos hacia donde miraba el cámara y eso nos chivaba quién iba a ganar.

–Y cuando tocó Mejor Actriz Revelación...

–Pues nos fijamos que iba a por Te estoy amando locamente que, además, yo apostaba que sería alguna de sus actrices, entonces como que me relajé. Pero sonó mi nombre y me quedé exactamente igual que cuando me dijeron que iba a ser Andrea. Me clavé en el sitio y parecía que no me había enterado. Vi a mis padres saltando, a Manuel (Martín Cuenca) levantándose... Entonces entré en realidad, y cuando me vi arriba, con el premio en las manos y sonriendo a la cámara, era como si me hubiera disociado de mi cuerpo. Estaba en otro mundo. Y ya di el discurso y dije lo que me salió del corazón.

–¿No se preparó nada?

–Nada, y mira que me dijeron que me preparara algo porque la posibilidad estaba, pero pasé porque, en realidad, es que no me quería hacer ilusiones. Mis amigas me decían que que hiciera al menos un esquema. Pero no lo hice. En realidad no sabía las palabras, pero sabía lo que quería decir, y es lo que dije, y me salió de corazón, que Manuel con Andrea me había dado la vida.

–¿Dónde ha colocado la estatuilla?

–En el salón, en una estantería que se ve muy bien y que lo pone a salvo de nuestros gatos también.

–No han sido pocas las voces que han reclamado una mayor presencia de ‘El amor de Andrea’ en los Goya como su nombre en la terna finalista de Actriz Relevación, ¿cómo lo percibe usted?

–Por suerte, siempre he tenido los pies en la tierra y no he tenido expectativas de nada. Pero me quedo con la percepción de que hay gente que haya pensado que yo podría haber llegado hasta ahí. Sí me hubiera gustado que Manuel se hubiera llevado Mejor Director y más nominaciones finalistas para la película. Pero, igualmente, también me llena mucho que mucha gente que sabe de cine piense que la película es preciosa y que debería haber tenido más presencia. Me hizo mucha ilusión, por ejemplo, que Fotogramas, en el reportaje que hicieron sobre los grandes olvidados en los Goya, hablaran de mí y de Candela, la chica de Mi soledad tiene alas. Cosas así pues me las llevo porque también entiendo que los Goya son muy difíciles.

–De todas las cosas que ha leído sobre usted, ¿hay alguna que le haya llegado especialmente?

–He leído muchas muy bonitas pero, más allá de las críticas especializadas, a mí lo que me ha llegado más son las cosas que me han dicho los espectadores cuando he ido al cine a hacer los coloquios. Cuando me decían que se habían sentido identificados con la película, cuando me daban las gracias por haber hecho ese trabajo, gente que no me conocía de nada y que no tenía por qué decirme que la película le había gustado, gente que se emocionaba... Lo que más me ha llegado es cuando me decían que había conseguido transmitir emociones en los silencios de la película. Y, bueno, en la presentación en Tallinn pasó algo muy especial. Imagina, la película en español, con subtítulos en estonio y en inglés, y luego en el coloquio que hicimos en inglés, una señora, que dijo que era psicóloga y que trabajaba con jóvenes con problemas, dijo una serie de cosas, dio un pequeño discurso sobre lo que ella pensaba de la película y de los jóvenes, que te aseguro que eso nos hizo llorar.

–¿Le ha cambiado mucho la vida después de ser ‘Andrea’?

–Mucho mi manera de planteármela. Ya, de primeras, hacer un rodaje mientras estudias bachiller pues fue un cambio importantísimo porque eso hace que asumas mucha responsabilidad. Yo siempre he sido responsable pero te das cuenta lo que significa estudiar y trabajar a la vez, de lo que es llegar reventada a casa y tener que seguir haciendo cosas y estudiarte lo del día siguiente y hacer la tarea aparte. Después el tema promoción también fue muy duro, lo he disfrutado muchísimo y yo a todo digo que sí, pero es duro. Durante un mes y medio apenas pasaba en Cádiz cuatro días seguidos y eso hizo que pinchara en los estudios, que también era algo nuevo para mí. Recuperar asignaturas y, bueno, no tener mucha ayuda en eso porque el sistema educativo pues parece que no está preparado para situaciones como las que me ha pasado a mí... Pero bueno, el cambio principal ha sido que yo siempre he tenido muchas dudas sobre qué quería estudiar realmente. Estaba entre Psiología, el diseño gráfico, el maquillaje... Algo artístico casi seguro... Por eso hacía el Bachillerato de Artes, pero no había nada que me llenara del todo, no me veía en ninguna dedicándome a eso para toda la vida. Pero cuando hice el rodaje, me di cuenta lo que me había llenado, que me había gustado muchísimo y, entonces, pues empecé a plantearme dedicarme a esto. La confianza que depositó en mí Manuel, que tantos actores y actrices importantes ha sacado y, después, ver cómo había percibido la gente mi trabajo en la película pues me ha hecho pensar que si estudio y me preparo mucho puede que lo logre. Esta película ha cambiado mi vida porque me ha dado una vocación.

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