Reformar una vivienda no solo es una manera emocionante de conseguir la casa de sus sueños y el confort deseado, sino que también puede ser un ejercicio rentable. Sin embargo, por otro lado, aquellos que acaban de comenzar el viaje de la reforma, o incluso las personas que están reformando su casa, pueden empezar a sentir miedo, por ello debemos ponernos en manos de los profesionales adecuados confiándoles los cometidos para lo cual están habilitados cada uno de ellos.

Contar con un equipo multidisciplinar sería lo ideal, con el diseñador de interiores para dar forma a los nuevos espacios, estética y decorativa final, con el asesoramiento previo de un aparejador o arquitecto para detectar posibles deterioros o vicios ocultos, en viviendas de cierta edad, éste se puede anticipar a posibles problemas estructurales o de instalaciones afectadas, así como con el constructor y oficios homologados con experiencia contractada en trabajos de detalle, muy a tener en cuenta antes de iniciar las obras, este combinado es un buen plan.

Los beneficios de renovar una casa van desde descubrir hermosas características originales ocultas durante mucho tiempo hasta lograr que una casa parezca más amplia o dar soluciones que mejoran los espacios.

¿Renovación o remodelación? Los términos renovar y remodelar, a menudo se usan indistintamente, pero en realidad tienen significados bastante diferentes.

Cuando se trata de edificios, la renovación se parece más a la restauración que a la remodelación, es decir, devolver algo a su estado original para revitalizar y refrescar.La remodelación, por otro lado, se refiere esencialmente a cambiar una edificación, quizás alterando su diseño o extendiéndolo.Por lo que en la mayoría de ocasiones y cuando tratamos con edificaciones antiguas y simbólicas lo que terminamos haciendo es una combinación de los dos: devolver las características originales y lo básico de los espacios a su antigua forma mientras jugamos con el diseño para hacer que la reforma se adapte más a la actualidad.