Cultura

'Amigos de la Alcazaba' premia a los defensores del patrimonio almeriense

  • El historiador Gabriel Cara aseguraba que "los años del ladrillo han sido peor para el patrimonio que todos los siglos anteriores"

La Asociación Amigos de la Alcazaba celebró el viernes su tradicional entrega de premios con los que destaca la defensa, difusión y conservación del patrimonio almeriense en la categoría Alcazaba y con los que castiga la dejadez y el abandono del mismo, a través de su Chumbo Verde.

La séptima edición de estas distinciones se celebró en el salón de actos del Centro de Cultura de Cajamar, es decir, La Casa de las Mariposas, edificio cuya autoría es de Trinidad Cuartara, premiado a título póstumo un año después de que se cumpliera el centenario de su muerte y al que la Asociación le dedicó tres conferencias y dos visitas guiadas por su obra hace unos meses.

La música de Rodipe y D'Arte Flamenco y el humor de Kikín Fernández, aderezaron un acto repleto de emotividad y comunión por la defensa de la cultura y el patrimonio de la provincia.

El primer galardón en entregarse fue el Chumbo Verde, destinado en esta ocasión al estado del patrimonio ferroviario de la provincia, ejemplificado en la Estación del Ferrocarril de la capital, en desuso desde el año 2000. Los destinatarios del reconocimiento, Adif y el Ministerio de Fomento, como titulares del edificio, y la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía, rehusaron participar en el evento. Fue el presidente de la Asociación Amigos del Ferrocarril, Jesús Martínez, quien aseveró que "la Estación, una joya de la arquitectura de hierro del siglo XIX, está desmoronándose poco a poco, como el Cortijo del Fraile".

La entrega de los premios Alcazaba comenzó con María del Mar Fernández Viciana Cuartara, elegida por la familia de Trinidad Cuartara para recoger el premio otorgado a título póstumo a su tatarabuelo, debido a "ser la única con sangre Cuartara que se ha dedicado a la arquitectura".

Visiblemente emocionada y con orgullo manifiesto, relató cómo de niña su madre le contó que su tatarabuelo había sido el arquitecto del Mercado Central, entre otras anécdotas emotivas.

Por su parte, el historiador e investigador Gabriel Cara González, al que Amigos de la Alcazaba quiso reconocer su labor a favor de la cultura de la provincia y su trabajo al frente del Museo Etnográfico de Roquetas de Mar, puso el punto más reivindicativo de la noche, afirmando que "los años del ladrillo han sido peor para el patrimonio que todos los siglos anteriores", haciendo referencia a su quehacer diario en la ciudad romana de Turaniana, como "el expolio que se realizó con la torre vigía Torrequebrada".

Cara, de 82 años de edad, demostró ser "tener el espíritu de un joven de 20 años", tal y como señaló la presidenta de la Asociación, María Teresa Pérez.

Los últimos premios 'Alcazaba' que se entregaron fueron los destinados a los fotógrafos Carlos De Paz, Pako Manzano y Domingo Leiva, por su difusión, acercamiento y, en muchos casos, denuncia del estado del patrimonio cultural de la provincia. Los dos primeros agradecieron el reconocimiento y afirmaron sentirse ya almerienses de pleno derecho pese a nacer en Madrid y Córdoba, mientras que en representación de Domingo Leiva, trabajando en Roma, acudió su hijo.

Un salón repleto pudo disfrutar de la actuación previa de la formación Rodipe, con marcado influjo romaní, que también puso su dosis reivindicativa dedicando una canción al desaparecido Toblerone, en una adaptación del tema Bubamara de Goran Bregovic.

Mientras que entre premio y premio el 'sentío' de D'Arte Flamenco, con cante, guitarra, cajón y baile pusieron color con unos tarantos de Almería. El acto, presentado por el periodista Antonio Hermosa, también contó con un especialmente inspirado Kikín Fernández, que desplegó su humor con un monólogo con bastante ritmo.

En definitiva, una fiesta que conmemoró además el décimo aniversario de la Asociación que preside María Teresa Pérez.

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