Carmen de Burgos llegó a ser una de las grandes figuras de la historia y de la literatura española, cuyo prestigio alcanzaba reconocimiento mundial, pero su memoria se mantuvo siempre fiel a su Almería natal y al valle de Rodalquilar, donde vivió gran parte de su infancia y adolescencia. De este lugar extraordinario compuso a lo largo de los años un gran ciclo novelesco para recrearlo literalmente como un espacio mítico, una imagen del paraíso.

Esta tarde a las 19 horas se presentan tres trilogías de Carmen de Burgos editadas por el IEA. Será a las 19 horas en el Centro Unicaja de Cultura en Almería en el Paseo de Almería, 69.

La obra 'Retrato de una montaña' mañana se representa por La Lumbre en el Apolo

El primer volumen de la trilogía del ciclo novelesco reúne la novela corta El tesoro del Castillo (1907), que contiene ya, en esbozo, numerosas claves que reaparecerán en los sucesivos relatos.

Le sigue en el tiempo Los inadaptados (1909), la primera gran novela del ciclo, que desarrolla ampliamente el mundo novelesco de Rodalquilar. Dentro de su trama, los héroes encarnan valores primarios, pero eternos y universales. Guiados por sus propias pasiones, solo respetan una ley natural, por lo que subvierten el orden establecido. Se añade una serie de cuentos que recogen en miniatura diferentes ángulos del mundo descrito en las novelas, y en los que la autora acerca al lector al primer plano de algunas figuras secundarias.

El segundo volumen de la trilogía, editado por el Instituto de Estudios Almerienses reúne la gran novela El último contrabandista (1918), nacida en un momento de plenitud creadora. La nueva novela conserva todas las referencias culturales conocidas en los relatos anteriores y gira en torno a dos polos argumentales: el heroísmo de las hazañas del contrabando y la fuerza telúrica de las pasiones. Un relato que funde con igual fuerza aventura y pasión: épica y tragedia.

Se incluyen dos novelas cortas de muy diferente significado dentro de la estructura poliédrica que compone el ciclo novelesco. Por una parte, la visión degradada y esperpéntica del paradisiaco valle, que la autora ofrece en Frasca la tonta (1914) y por otra parte, la mas tardía, La Miniatura (1924), una novela de fondo existencial, enmarcada en el ámbito de Rodalquilar, cuando se iba convirtiendo ya en un paraíso muy lejanamente perdido.

Cerrando el ciclo novelesco, el tercer volumen de la trilogía reúne Puñal de Claveles (1931), donde se fundían en feliz síntesis muchos de los elementos conocidos. Esta vez se centra en la costumbre recurrente del rapto de la novia, envuelto en intensa pasión, capaz de desencadenar sangrientas venganzas, pero que la autora transforma en huída de los dos amantes en busca de la plenitud del amor. El argumento se convierte en un esperanzado testamento literario, como puerta abierta a la marcha de la vida.

Se completa el volumen con la novela ambientada en Almería, La malcasada, donde la autora traslada al lector a la vida urbana para ofrecer abundantes claves autobiográficas del fracasado matrimonio de la autora. No solo se asiste a la dolorosa experiencia intima de la protagonista, acosada por el cerco social de la ciudad, sino que también se ofrece el retrato de los ambientes.