El libro Palabras rotas, quemadas y desaparecidas, de Miguel Ángel Blanco Martín, editado por el Instituto de Estudios Almerienses, fue presentado el jueves en el Salón de Actos de la Fundación Unicaja. El veterano escritor y periodista estuvo acompañado por el director del IEA, Francisco Alonso. La búsqueda del sentido de las palabras, de la palabra como idea inicial, constituye la esencia de «Palabras rotas, quemadas y desaparecidas», una obra poética, construida fundamentalmente como poesía en prosa y que constituye una búsqueda de respuestas a multitud de interrogantes.

El itinerario marcado por el autor parte de una primera situación, el reencuentro con un archivo personal. Y de ahí surge el encuentro emocional con las palabras escritas, encerradas y destinadas a su autodestrucción, a la par que sintetizan una metáfora testimonial de una época contemporánea. El destino es el fuego, como una ejecución, la autodestrucción de una memoria personal y la búsqueda de respuestas. Por qué surgieron estas palabras, cuál era su fin determinado, si su objeto se cumplió, si las palabras desvelaron verdades ocultas o fueron traicionadas y se convirtieron en cómplices de mentiras. Y cual es el desenlace final.

El silencio plantea la espera de la resurrección de las palabras en cualquier momento. «Palabras rotas, quemadas y desaparecidas» está construido con un preámbulo (La presentación de las palabras) y ocho capítulos que forman la senda marcada por el autor (Memoria inicial, Pintadas en rojo, Horizontes destrozados, Esculpir sobre el tiempo, El Sur, Secuestro de las palabras, Fosa común y Tránsito final). Para reflejar una profunda atmósfera de interrogantes, dudas y búsquedas que todavía permanecen en la memoria personal del autor con el paso de los años.