Cultura

La Peña El Taranto acerca el duende del flamenco a la prisión

  • Antonio Zapata Roldán habló de flamenco y actuaron Judit Alférez y David Rodríguez

En junio de este año, las malagueñas, bulerías, soleás, tarantos y tangos de la cantaora Judit Alférez encontraron un sentido escenario en el módulo UTE de la Prisión de El Acebuche. Un encuentro de la Peña El Taranto y la Prisión, que labró una profunda huella entre los internos que han cometido un delito por su adicción a las drogas. Un módulo donde la droga, fuente de sus males, queda desterrada de sus vidas. Día tras día, pedían los reclusos, que el Taranto no los olvidara, que volviera a traer su arte a las rejas de El Acebuche.

La Peña El Taranto, de forma totalmente desinteresada, acercó de nuevo su arte flamenco a la Prisión de Almería. El pasado día 2 de noviembre, los reclusos de El Acebuche, disfrutaron de una gran actuación musical a cargo de la cantaora Judit Alférez Plaza y la guitarra de David Rodríguez Ibáñez.

El centenar largo de internos de los módulos de la Unidad Terapéutica y Educativa (UTE), Módulo de Mujeres, Módulo 2 de Respeto y Módulo 9 Educativo, fueron el público de una gala flamenca inolvidable por el arte desatado. Las fotografías, realizadas por el taller de Fotografía de la UTE, ponen imagen a una tarde llena de arte.

La luz tenue del salón de actos de la Prisión, tres sillas recortadas en la penumbra del escenario, la voz laína, de profunda carga melismática de Judit, y los acordes llenos de sentimiento del gran maestro que es David, se conjugaron para producir eso que Federico García Lorca denominó Duende y otros lo llaman Pellizco. La guitarra arrancó un silencio sepulcral que solo era roto por el atronador acompañamiento de palmas, de un público rendido, a cada palo, que cantaba Judit.

La ovación era como el trueno que llega tras el relámpago. Y el arte brilló muy alto, tan alto que llegó al mismo cielo, donde los ángeles y las almas de las personas buenas fueron también parte del público.

Porque la fecha del 2 de noviembre tiene un porqué muy señalado, el de servir de homenaje a las personas queridas que nos dejaron, y que desde el cielo nos miran, con el amor de un hijo, un padre o un hermano.

Antonio Zapata Roldán, uno de los mayores entendidos de España, en este arte tan propio de nuestra tierra, tras cada palo flamenco de Judit, hablaba a los presos del fandango o el taranto que acababan de escuchar, recreaba a los mineros o los labriegos que entonaban estos cantes, de su miseria y de su arte. Remate de calidad que acerca la música a la comprensión de un público, completamente rendido al arte de verdad.

Y es que Judit, una artista muy grande, mostró una maestría que hizo que cantaora y público se fundieran en uno solo. Las emociones se desataron y el público se entregó.

Las palmas de los internos acompañaron los acordes de David y los palos de Judit, semejando, por momentos, un coro de serafines en un escenario celestial. Un universo convulsionado, que se agitaba a la voz de la cantaora. Y ya no hubo muros ni prisión, sino libertad y arte.

Judit, como la gran artista que es, correspondió, estuvo a la altura del Pellizco, y como Curro Romero, en una faena de torero enorme, surgió la magia, el hechizo del flamenco. Se sucedieron, entre otros cantes, malagueña, taranto, granaína rematada con media granaína, soleá por bulerías, alegrías, cantiñas, rumba, y un fandango, a petición popular, con una sentida letra que hablaba del "perdón": "Y a querer y a perdonar yo quiero enseñar a mis niños/Y a querer y a perdonar, y a que luchen por un mundo de tolerancia y de paz/De comprensión y de cariño y respeto hacia los demás/Y a caminar siempre de frente con la cara levantá".

La peña El Taranto, con 50 años de vida, es una Institución en Almería del arte "jondo", un lugar de cita ineludible para todos los que buscan flamenco de calidad. Y ese flamenco, del bueno, ha sido el que ha traído a la Prisión de Almería esa tarde de noviembre. La Prisión, sus trabajadores, y los presos, les damos, de todo corazón, las gracias a los responsables de El Taranto por esa tarde mágica.

Un sentido agradecimiento a la Directiva de la Peña que nos estuvo acompañando, en las personas de Marco Rubio de Bustos, Antonio Zapata Roldán y David Rodríguez Ibáñez.

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