Cultura

'El prisionero' de Goya se quedará para siempre en el Museo Casa Ibáñez

  • Junto a esta obra, el coleccionista anónimo ha donado otro grabado de Goya y dos de Salvador Dalí · Con esta adquisición el Museo de García Ibáñez amplía su colección que puede ser visitada

El coleccionista anónimo que cedió por una década El prisionero de Goya al Museo Casa Ibáñez, hace ahora algo más de un año, ha decidido donar la obra definitivamente a la institución, tras manifestar su deseo al presidente de la fundación olulense, Andrés García Ibáñez hace pocos días. Junto a esta importante pieza, el coleccionista ha donado tres obras más; otro grabado de Goya y dos de Salvador Dalí.

El título exacto del prisionero es Tan bárbara la seguridad como el delito, aguafuerte ejecutado por Goya entre los años 1810-1814, tiempo en que también realizaba la célebre serie de Los Desastres de la guerra.

Se trata de uno de los escasos grabados sueltos de Goya, que no pertenecen a ninguna de sus cuatro grandes series: Caprichos, Desastres, Tauromaquia y Disparates. Junto a otros dos grabados de prisioneros titulados Si es delincuente que muera presto y La seguridad de un reo no exige tormento, fue ejecutado por para denunciar los malos tratos en las cárceles españolas, lo que muestra su visión moderna en el reconocimiento de los derechos más elementales del hombre.

Coincide también en el tiempo con la represión fernandina hacia los liberales, con la que algunos especialistas han querido encontrar relación evidente.

La pieza es una joya de incalculable valor, pues pertenece a la primera y única edición que se hizo de este grabado, realizada en 1867 por el taller de grabado Delátre en París, donde había aparecido la plancha original, tras ser vendida por el nieto de Goya.

Hoy la plancha se considera formalmente desaparecida. Ésta primera edición se hizo en un papel muy fino, lo que, unido a lo controvertido del tema, pesó en que hayan llegado muy pocos ejemplares hasta hoy. El museo de Boston conserva uno como el de Olula del Río. Como los Desastres, Goya no publicó en vida los prisioneros; sólo existe una prueba de autor encuadernada que el artista regaló a Céan Bermúdez, hoy en el museo británico de Londres.

El museo del Prado conserva al menos dos dibujos preparatorios para este grabado, lo que da idea de la importancia de la obra en el contexto creativo de Goya en esos años.

El otro grabado de Goya donado al museo es un Menipo de 1778, perteneciente a una serie corta de 16 grabados que el artista realizó en su juventud para aprender la técnica del aguafuerte. Todas las imágenes copiaban los cuadros de Velázquez que entonces se encontraban en la colección real y hoy están en el museo del Prado. Este Menipo pertenece a la primera edición, que fue estampada por Goya en 1778.

Con estas dos obras, el catálogo del museo olulense eleva a 130 la cifra de grabados originales que posee del maestro aragonés. En concreto, atesora series completas de Los Caprichos, los Desastres de la guerra y los Disparates, estas dos últimas en ejemplares de primera edición.

Los otros dos grabados son obra de Salvador Dalí, pero íntimamente relacionados también con Goya. Se trata de dos Caprichos del pintor de Fuendetodos, hábilmente manipulados por el catalán incorporando elementos surrealistas personales, lo que demuestra la enorme vigencia plástica del lenguaje goyesco. Fueron realizados entre 1974-1977 con la técnica de punta seca y hueco grabado con esténcil.

Estas nuevas obras pueden verse ya todos los días, en horario habitual del museo, de 17:00 a 19:00 horas, de martes a domingo ambos inclusive, lunes cerrado.

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