Leí recientemente en Twitter un hilo de un aficionado de mi Granada natal, perfectamente asimilable a Almería y a cualquier otro lugar, en el que venía poco menos que a justificarse por el hecho de no ser sólo de un equipo, pues a su simpatía por el club de su tierra, del que no se pierde un partido en el estadio y al que defenderá hasta su último suspiro, le une el amor por otros colores, equipos además con los que el Granada comparte liga y, por tanto, rivales directos.

En realidad, la intención manifestada por este tuitero para dar dichas explicaciones sobre su historia vital y la relación con aquellos clubes que son de su gusto, más allá de su sentimiento indudable por el club de su tierra, era que lo leyeran otros seguidores de esos que yo acostumbro a llamar 'puros de sangre', que abundan en el entorno de todos los equipos y que se rasgan las vestiduras cada vez que su equipo se enfrenta con uno de los considerados 'grandes'. Éstos (Real Madrid, Barça, Atleti, Athletic...) obviamente acogen en sus inabarcables hinchadas a muchos seguidores 'chaqueteros' o del 'corazón partío', como también los tildan con frecuencia por redes sociales los 'puros', con intención despectiva y superioridad moral. Me gustó su tono amigable mientras relataba que le tomó simpatía al Barcelona a raíz de una historia familiar, o que le ocurrió lo mismo con el Sevilla por su etapa universitaria.

Razones para compartir el cariño por 'otros' hay tantas como personas, y tan respetable es aquel que no ve más allá que a los 'suyos' como el que profesa sentimientos positivos por varios colores.

Mi amigo y compañero Txabi Ferrero es más del Athletic que el escudo, y pocos le van a ganar en una competición para ver quién es más vasco. Sin embargo, desde hace años acude junto su adorable madre a todos los partidos del Almería en casa y a muchos lejos del Mediterráneo. Retaría a algún almeriense 'puro de sangre' a una pugna para dirimir quién de los dos es más del Almería. Lo mismo se llevaba una sorpresa...

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