Aun habiendo ganado en Butarque al Leganés, no habría alcanzado el Almería su objetivo. Aún quedan muchas jornadas por disputar y lo sucedido ante el Leganés solo fue un "accidente". No le demos más vueltas. La Liga no ha acabado y como diría un amigo mío "queda mucha mili todavía". Ahora estamos todos fastidiados, enfadados o como queramos llamarlo, por lo sucedido en Leganés, pero no hagamos de ese partido un drama. No se ganó y ya está y estoy completamente convencido de que los primeros que han querido pasar página son los integrantes del vestuario rojiblanco, ya que de nada sirve lamentarse. El equipo tiene que llegar a Mallorca con aires renovados, con la misma ilusión con la que se subió el miércoles en el avión hacia Madrid y pensar solo y exclusivamente en el partido frente al líder y demostrar en Mallorca que el equipo sigue vivo, muy vivo. ¿Acaso en Mallorca no van a estar fastidiados después de que la semana pasada el Espanyol se llevara los tres puntos?. Pues claro que sí. El equipo necesita rehacerse cuanto antes. Rearmarse y cargarse de autoestima y de moral, de cara a ese encuentro, que sin ser trascendental y definitivo, no deja de ser importante, pero solo eso. Tres puntos en juego y tal vez algo más, por aquello del gol average, pero solo tres puntos. Aun ganándolos, si lo logra el equipo, no habrá acabado la temporada, ni perdiéndolos. Insisto en que aún queda un largo trecho para acabar la temporada, donde todos, y digo bien, todos los equipos, volverán a pinchar donde menos lo esperen. Sabemos cómo es esta categoría, lo caprichosa y complicada que es y eso nos tiene que hacer fuertes a todos. Todos seguimos pensando que el Almería tiene una de las mejores plantillas de la categoría, y que sigue siendo un firme candidato al ascenso a Primera División. Y hay dos caminos para conseguirlo: el directo o el del atajo, pero los dos llevan al mismo sitio.

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