Análisis

gonzalo alcoba Gutiérrrez

Una metafísica para la creación artística

Con En busca de la irrealidad, su opera prima, José María Asencio Gallego (Alicante, 1988), juez de profesión, no solo inaugura un camino en la ficción que, a buen seguro, tendrá continuidad, sino que logra convencer de la solidez de su estilo propio y su lenguaje. Su obra huye deliberadamente de los parámetros acostumbrados y ofrece al lector serias dificultades para obligarlo a una lectura crítica, trabajosa, a veces y siempre muy satisfactoria. A todo título corresponde, además de una misión ornamental; otra estrictamente práctica; es ésta la que prevalece en el que denomina a esta novela, porque Asencio ha logrado trasmitir la ansiedad del protagonista, Manuel, escritor, por hallar esa sombra huidiza que justifica el acto creador: la irrealidad, ese terreno brumoso en que las cosas simples se revisten de lirismo; y el propio yo pierde el miedo a conocerse.

Es ésta una novela sobre la metafísica de la creación humana. La expresión artística define al grupo de personajes que sirve de sostén emocional del autor; el arte, desde diferentes puntos de vista y empleando técnicas y géneros dispares, se presenta aquí como instrumento otorgado por los dioses frente a las superficialidades de un mundo mecanizado, deshumanizado, posmoderno; pero es, al tiempo, un poderoso catalizador de los vínculos humanos; y el hilo invisible entre el artista y la irrealidad que éste precisa para crear tanto como para respirar.

A través de elocuentes monólogos y, sobre todo, de diálogos bien articulados y plagados de alusiones literarias y musicales, el protagonista de la obra penetra en las perplejidades más significativas de la humanidad hoy; son, estas últimas, conversaciones que sirven al lector (y al propio Manuel) tanto para distanciarse de lo onírico como para penetrar en ese mundo abstracto, que abruma tanto como aporta,

precisamente porque es en sus sueños y ensoñaciones cuando el protagonista de la obra se aproxima más a un estado de ensimismada lucidez que terminará por llegar. Asencio logra, en definitiva, desplegar su habilidad narrativa en un texto que, aunque es el primero, ya goza de virtudes que, sin duda, el tiempo realzará; y lo hace, además, valiéndose de recursos poéticos que hacen de ésta una lectura no solo interesante y conmovedora, sino muy agradable. Atentos a este autor, que acaba de llegar.

*Juez

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