Análisis

Ramón herrera de las heras

El peligro de que nos gobierne un mentiroso

No es solo que Sánchez pretenda, sin pudor alguno, hacerse con el control del poder judicial

Aestas alturas ya nadie duda, por triste que ello sea, de que España está siendo gobernada por un mentiroso. Un mentiros compulsivo. Es posible que la crítica suene muy dura, pero es que la situación en la que nos encontramos lo es aun más. No es que el Presidente Sánchez no cumpla sus promesas electorales, es que hace justamente lo contrario de lo que prometió. Todo con tal de mantenerse en el poder

Nos mintió cuando, en el debate de la última campaña electoral, prometió que reformaría los delitos de sedición y rebelión para endurecerlos, porque lo que ha propuesto es rebajar las penas que conllevan. Nos mintió cuando se comprometió a volver a incluir en el Código penal el delito de celebración de referéndums ilegales, porque no solo no lo ha hecho, sino que tiene abierta una mesa de diálogo con los que quieren romper España. Nos mintió cuando dijo que no podría dormir con Podemos en su gobierno, porque duerme a pierna suelta mientras gobierna con ellos. Nos mintió también cuando prometió que nunca permitiría que la gobernabilidad de España recayese en ERC, porque depende de Rufián para la aprobación de cualquier ley. Nos mintió, quizá la mentira más grave, cuando aseguró que "con BILDU no se acuerda nada", porque luego vimos la firma del PSOE junto a los herederos de Batasuna en un infame documento que pactaba la derogación de la reforma laboral.

Hay muchas más, pero he querido dejar para la última la más preocupante, la que se refiere a la reforma del Consejo General del Poder judicial. Una reforma que podría firmar perfectamente cualquier estado totalitario, una reforma que asusta a Europa y que nos debe asustar a todos los españoles. Sánchez afirmó, no hace tanto, que "mi -su- compromiso: regenerar la vida democrática es hacer un CGPJ verdaderamente independiente del Gobierno." Pues bien, su reforma va en la línea contraria. Pretende que con tan solo la mayoría absoluta se nombre a los miembros del CGPJ. Es decir, que él y sus apoyos, puedan repartirse libremente el órgano de gobierno de los jueces. Un compañero la ha denominado, acertadamente, la Ley Maduro, porque nos acerca a países como Venezuela. La mayoría de 3/5 que exige la Constitución y la actual Ley orgánica está pensada para que exista un contrapeso en los nombramientos y, así, una garantía de independencia judicial. Pero Sánchez pretende romper los consensos. Sus propios socios le han advertido del riesgo de la reforma. Si ellos están ahora en el Gobierno y se hacen con el control absoluto del CGPJ, nada impediría en el futuro que lo hiciese también la derecha. Pero entonces, cobran sentido las palabras que pronunció Iglesias en el congreso de los diputados dirigiéndose al PP: "Nunca volverán al Consejo de Ministros."

Lo más preocupante de esto no es solo que Sánchez pretenda hacerse, sin pudor alguno, con el control del poder judicial, sino que su Gobierno trata de deslegitimar poco a poco las instituciones de nuestro País. Hemos tenido que asistir atónitos a las críticas del Gobierno al Jefe del Estado. Hemos visto al Vicepresidente del Gobierno, acusar al Rey de romper la neutralidad que le exige nuestra Constitución y, lo que es aun peor, hemos sufrido el silencio cómplice del Presidente del Gobierno. Esto no es un debate acerca de la monarquía parlamentaria o la república, es un debate sobre las instituciones en las que se sustenta nuestra democracia. Si Podemos quiere cambiar el sistema, la Constitución establece unas reglas de juego para ello que pueden poner en marcha. No lo harán, porque saben que no cuentan con los apoyos suficientes. Pero agitarán para, poco a poco, ir socavando los cimientos de nuestras instituciones.

Por eso apelo a los socialistas moderados, a los razonables. A los mismos que echaron de la Secretaría General del PSOE a Sánchez, hace menos de un lustro. Que reflexionen. Que sepan que les necesitamos. Que, aquel al que echaron por irresponsable, hoy sigue haciendo de las suyas, sin ningún control ni oposición interna. Necesitamos al PSOE que es un partido de Estado. Necesitamos al PSOE del pacto constitucional. Y, sobre todo, necesitamos poner freno a un Presidente mentiroso, sin escrúpulos, que, con tal de mantenerse en el poder, está dispuesto a generar división y confrontación entre los españoles.

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