Aprovechando su infinita paciencia, les relataré un pequeño cuento en la entrega de hoy de esta sección semanal. Cuenta la leyenda que una vez una serpiente empezó a perseguir a una luciérnaga. Ésta huía rápida con miedo de la feroz depredadora y la serpiente no pensaba desistir. Huyó un día y ella no desistía, dos días y nada...En el tercer día, ya sin fuerzas la luciérnaga paró y le cuestionó a la serpiente: ¿ Puedo hacerte tres preguntas? "No acostumbro a dar ese privilegios a nadie, pero como te voy a devorar, puedes preguntar", contestó la serpiente. ¿Pertenezco a tu cadena alimenticia? No, contestó la serpiente. ¿Yo te hice algún mal? No, volvió a responder. ¿Por qué quieres acabar conmigo entonces? "Porque no soporto verte brillar.......! le contestó la serpiente. Se preguntarán sobre la oportunidad de este cuento, con la que está cayendo. Les entiendo y pongo en antecedentes. Tras la derrota del domingo, Lucas Alcaraz se refugió en las estadísticas del partido. Recordó que el Almería remató en una veintena de ocasiones y botó 9 saques de esquina. Mientras que los números del Sporting fueron tres remates a portería y ningún córner. El encuentro arrojó esos datos y un claro penalti que el colegiado obvió. No es el motrileño un técnico llorón y de lágrima lastimera. Tiró del " arte de mentir con precisión", según su propia definición, para ilustrar cómo es la Segunda División, sus usos y costumbres. Dejaba entrever de forma amarga y real que el fútbol había retribuido de forma muy generosa al cuadro gijonés. Como la serpiente a la luciérnaga, envidiaba a los asturianos por verles brillar, por haber ganado sin brillo en su juego, pero presumiendo de ser letales en ataque. La tiranía de la División de Plata pasa por estas cosas. Por eso los del Molinón pelean por subir y la UDA, por no bajar.

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