Análisis

Francisco bautista toledo

El signo de la resistencia

La vibración es contenida en el hilo metálico, tensión latente que reproduce el nervio sin fin de la existencia. Es un soplo pasajero, que resuena en su visualización pese a la presencia que sugiere, aparente, estática, que sin embargo en otras dimensiones expande su resonancia en un ciclo sin fin. Es una vibración sometida al ritmo de una composición única de la vida, que se derrama, contagia y estalla, en todo aquello próximo a su influencia. Y surge la ruptura, la invasión desequilibrante, de elementos ajenos a la gran representación universal de la partitura eterna, pulso infinito que proyecta la realidad. La huella de esta transgresión queda latente en la disonía expresada en las obras.

Javier Flores muestra un conjunto de piezas de excelente calidad artística, sea por la habilidad técnica de su consecución así como por la inteligencia impresa en su diseño.

La fragilidad natural queda mostrada en sus elaboraciones, rota por la intervención de la acción humana, mas en sus creaciones enseña la resistencia del medio, la recombinación de sus ritmos para elaborar una nueva partitura, diferente, menos armónica, pero sin embrago bella. Siempre aguarda la vida un signo de resistencia.

En el trayecto de las fibras de sus composiciones, infiere Javier Flores una energía que fluye en todo su recorrido, se corta en su trayecto, salta, chispea y se disuelve en la nada. La fría observación se detiene en la literalidad visual de la técnica, que consigue piezas de complicadas formas y levedad, quedando reservado sólo para las miradas sensibles el eco permanente que llena el espacio que las envuelve. Son éstos lugares salvados de la cadena de los segundos, extraídos del olvido futuro para permanecer en una tensión hiriente del vacío, que se convierte en realidad sentida. El artista ha conseguido trasladar sus miedos, y preocupaciones, ante la degradación de la Naturaleza, la alteración que la presencia que la invasión industrial provoca, en expresiones plásticas depositarias de un gesto comprometido.

Javier Flores posee un poderoso discurso intelectual trasladado a su producción artística, trabajado con minuciosidad, genio, y precisión en el sentido del signo impreso, en su discurso expositivo.

Rompe los límites, como otros antes, entre la estructura plástica estática y las formas de interpretación dinámica, percibida en una eterna letanía, que penetra y sacude las conciencias. Sin embargo, siempre emerge la agradable contemplación de las formas, decantándose hacia la elegancia serena.

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