Hace unos días el que suscribe vio un interesante debate sobre los esports y por qué la prensa deportiva no los incluye, participando después en una charla en la que intentaron convencer del sí. Y este periodista sigue manteniendo su opinión. No, no son un deporte como tampoco lo son la Fórmula 1 o el ajedrez. ¡Quieren incluso meter a los esports en los Juegos Olímpicos! Resta que hagan lo mismo con las carreras de canicas. Eso sí, una de las semejanzas con el deporte real es la tensión. Quien no haya trabajado sus emociones quizás asocie el término 'ansiedad' con algo negativo, cuando realmente la última no tiene que ser siempre algo malo. Los psicólogos siempre ponen el ejemplo del león, ese en el que una persona sin ansiedad no se activaría y acabaría siendo atacada por el animal. Esa ansiedad necesaria a la hora de hablar en público, la previa a la primera cita o a la que tiene que tener un futbolista en medio de un partido para no caer en la relajación y no realizar una actividad que requiere de esa tensión. Anoche este periodista participó en el torneo de FIFA 20 que organizaron Movistar y AS. La modalidad era clubes pro, esto es, cada persona controla sólo un futbolista y no todo el equipo. Goleada en la ida de la primera ronda, otra en la vuelta y 'para casa'. Después de jugar hubo que escuchar algún que otro comentario de no tomárselo tan en serio. Cuando se compite en el fútbol o, en este caso, en un videojuego de fútbol (siguiendo argumentando que éste no es un deporte) esa ansiedad te hace decir algún tipo de comentario que no saldría viendo un documental de La 2. De ahí que no haya que llevarse las manos a la cabeza cuando las cámaras captan al Eder Sarabia de turno, como sabrá todo aquel que haya practicado deporte. Educación, sí, pero tampoco perfección. Siempre, eso sí, sin sobrepasar el límite.

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