Ser un ciudadano de a pie se ha convertido en algo insufrible en estos últimos días. Si enciendes el televisor, coronavirus. Si pones la radio, coronavirus. Si lees la prensa, coronavirus. Si te pones con el ordenador, coronavirus. Si miras el WhatsApp, coronavirus. Si hablas por teléfono, coronavirus. Si vas al supermercado, coronavirus. En el trabajo, coronavirus. Si saludas al vecino, coronavirus. Expertos aconsejando sobre coronavirus. Personas sin cualificación charlando en los medios sobre coronavirus. Tertulianos opinando sobre coronavirus. Artículos analizando el coronavirus. Webs viviendo del clickbait con el coronavirus. Empresas privadas haciendo negocios miserables con el coronavirus. Minutos a minuto sobre los enfermos de coronavirus. Actualizaciones continuas del coronavirus. Familiares preguntando sobre coronavirus. Tú hablando de coronavirus. El otro leyendo cómo prevenir el coronavirus. Yo escribiendo sobre coronavirus. Y, de pronto, un oasis en mitad del abrasador desierto. Un rato de paz. Un momento de evasión. Como apagar el extractor de la cocina y disfrutar del más profundo silencio. El miércoles, de nueve a once y media de la noche, viajamos a Anfield y volvimos a ser nosotros. Volvimos a gritarle a la tele, a hablar de fútbol en nuestros grupos de WhatsApp, a leer análisis tácticos, a opinar sobre el árbitro, a enfadarnos con ese jugador, a debatir las palabras de Klopp sobre el juego del Atlético. Durante unas horas, nos reconciliamos con el mundo. Y lo hicimos con nostalgia, conscientes de que ese sería el último partido que veríamos, probablemente, en mucho tiempo. El último reducto de sosiego que tendríamos. El fútbol hace que no se hable de cosas importantes, que te olvides de lo preocupante, que dejes de prestar atención a todo excepto a esa maldita esfera pateada por 22 tíos que ni te van ni te vienen. El fútbol es el opio del pueblo. Es cierto. Es un pasatiempo que te mantiene entretenido sin pensar en nada más. Es el árbol que no te deja ver el bosque. Es justo lo que necesitamos. Bendito deporte.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios