Andrés Caparrós

El eructo del presidente

El eructo del presidente

Camarón de la Isla y Curro Romero eran grandes amigos. Se admiraban mutuamente. Tanto le gusta al Faraón de Camas la voz de José Monge que quería oírla cantando jondo mientras él toreaba.

Para Camarón el público también era como un toro. Y cuando uno y otro, cantaor o torero no tenían el ánimo bien templado, y el toro-toro, o el público-toro no estaban por la labor de ayudar con el manto de un silencio inspirador, procedían a la “faena de aliño” dando por concluida la lidia o el concierto. Como debe ser.

Cuando “no estás en lo quieres decir” – expresión frecuente de mi Chaca Juana – mejor te callas; o te vas.Ayer Pedro Sánchez no estaba en lo que quería decir cuando soltó la ventosidad de un chirriante ¡viva el 8 de marzo!, en medio de lo que parecía un inacabable y tedioso “discurso de investidura”. ¿O sí era ese “el cuento” que le había escrito su alter ego? El cuento del calamar que dispara su tinta ante el peligro.

“Y en este punto Presidente, haces una pausa breve, sonríes con displicencia, subes el tono y les dices: señor Casado, señor Abascal, Señorías, ¿Por qué están ustedes en contra del movimiento feminista y de los homosexuales? Repito, ¡Viva el 8M! A continuación, ya lo he hablado con Simancas que como sabes es tu palmero más entusiasta, recibirás un aplauso apoteósico”.

¿Cómo? ¿Que los muchos millones de españoles que creen que hubo interés político en la autorización de las manifestaciones del 8M son antifeministas y anti LGTBI?

¿Que la Directora General de la Guardia Civil no dice lo que dice en la nota con la que fulmina al Coronel Pérez de los Cobos?

¿Que las Asociaciones de Guardias Civiles y de Jueces que piden explicaciones y dimisión al Ministro del Interior lo hacen sin razón, inducidos por la extrema derecha?

…”que el miedo del hombre ha inventado todos los cuentos”…La referencia a ese poema de León Felipe sirve hoy también. Porque El Presidente, al que tanto le gusta decírselo a sí mismo, y repetir a socios y rivales políticos que la legislatura va a durar cuatro años, en lo más profundo de su ser galante, puede que tenga miedo. Por eso ha pedido ansiosamente a su “mano de rey” que le invente un cuento. De habérnoslo contado al filo de la medianoche hubiera surtido efecto. Pero, aunque llevaba hora y pico de perorata, a las once de la mañana estábamos bien despiertos, sin sombra de sueño.

Distraído no obstante, me di cuenta de pronto de que estaba sonriendo al recordar a mi abuelo. Él sí que inventaba buenos cuentos… Como el del Chiquito del Cálamo. Sugeridor nombre artístico de un cantaor de Garrucha – que nunca existió - al que los parroquianos de Diego de Haro, ya negros como el tizón por el vino tan reidor de aquella bodega, animaban a cantar a plena voz un fandango detrás de otro, desde el atardecer hasta el alba.

Era entonces cuando el tabernero intervenía:

Hora de cerrar. Cántate algo bueno ahora, Chiquito.Volvían a casa al ser de día. Haciendo eses. Contentos todos, menos uno. En ese punto mi abuelo me miraba atentamente para comprobar si yo entendía por qué.

¡Viva el 8M!El eructo del Presidente me devolvió al ayer de ayer.

Mientras, el mundo gira.

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