A dos metros

Ricardo Alba

Aplanar la curva

No es necesaria mayor dureza, sino adoptar las pautas que los científicos aconsejan y los políticos no se atreven a firmar

Probablemente a estas alturas ya sepan lo de Parauta, un pueblo malagueño donde este año no habrá luces de colores porque el dinero ahorrado en iluminación navideña se ha empleado en regalar jamones a los vecinos del lugar. Localidades cercanas han seguido el mismo camino totalmente contrario al de ciudades como Madrid, Vigo o Málaga. Unos quieren bombillas para animar la vista y el consumo, mientras otros prefieren darle caña al jamonero ibérico en lonchas finas, casi transparentes. En esto, como en todo, hay opiniones contrarias. Si hasta las hay entre las dos partes de nuestro Gobierno, con la particularidad de que sus desavenencias tienen consecuencias que afectan a nuestra vida personal.

Cuando una parte del Gobierno afirma garantizar la monarquía constitucional, en tanto el objetivo de la otra parte del Gobierno es constituir la república, difícilmente pueden estar a pie de obra, es decir, a ras de pandemia. La solución adoptada por este Gobierno de dos partes con tal de vadear su desgaste político, ha sido trasladar la responsabilidad de la gestión sanitaria pandémica a las Comunidades Autónomas que, incluso, a sabiendas de lo que sucederá tras las fiestas, intentan amoldar la pandemia a la Navidad en lugar de aplicar medidas serias y uniformes que ajusten la Navidad a la pandemia. Y así estamos a las puertas de una Navidad absolutamente incierta con normas, medidas, reglas, tan dispares como eventuales, porque ahora la responsabilidad ha sido trasladada al plano individual.

En este punto, pudiera entenderse que las Administraciones hayan perdido el norte de la gestión pública. No se ve, al menos no se conocen resultados, de un plan económico realista, eficiente, que evite las colas de personas sin recursos obligados a acudir a las ventanillas de retirada alimentos, que no deje a autónomos y pequeños empresarios encomendados a la Virgen de los Desamparados, que dote de medios suficientes a hospitales y a los agobiados profesionales sanitarios…, el catálogo es interminable.

Hablan de que si no nos portamos bien en estas pre-fiestas, endurecerán las medidas. No es necesaria mayor dureza, sino adoptar las pautas que los científicos aconsejan y los políticos no se atreven a firmar. Y si no hay, no hay. Fiestas, digo. Con la manga ancha no se aplanará la curva, porque, esta es otra, mira que es complicado doblar una curva. En todo caso, sería doblegar la curva, pero, vamos, que para eso está el diccionario de la RAE.

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