El medio y el ambiente

Apurando el tiempo

Tengo anotado comentar que los japoneses le han hecho recorrer a un artilugio espacial 5.200 millones de kilómetros...

Hoy he batido todas mis marcas: comienzo a escribir estas líneas el martes a mediodía. ¡Y no será porque no tengo notas tomadas para escribir! Pero, en mi descargo diré que esto de los días que son festivos para amañar las cuentas de los días no trabajados, no termino de entenderlo. En todo caso, no es momento, como casi nunca, de divagar.

Tengo anotado comentar que los japoneses le han hecho recorrer a un artilugio espacial 5.200 millones de kilómetros para traer a la tierra menos de un gramo de ¿tierra? o ¿piedras? o algo así. Vamos, como decíamos de niños: "un losco".

Bueno, pues resulta que la sonda ha ido, ha lanzado un artefacto explosivo contra un asteroide, a ese hoyo mandó una cápsula a tomar la muestra, la recogió y la ha traído a la Tierra, la soltó y cayó en Australia, que es donde estaba previsto. Vamos, como cuando yo dejo el coche en un parking y tengo que retratar dónde está para encontrarlo.

Lo cierto es que he sentido envidia, ni sana ni insana, sencillamente envidia al recordar lo que le ocurrió al cohete europeo portador de dos satélites, que hace unos días falló nada más lanzarlo, y se fue todo a "hacer puñetas". No comparo, porque las comparaciones son odiosas, sobre todo para uno de los comparados. Lo que no termino de entender es por qué aprovecharon tanto el cohete y le colgaron dos satélites que han pasado a mejor vida. ¡Menudo mosqueo tienen que tener los españoles que hicieron nuestro satélite! Si soy yo que solamente esperaba ver las fotos que iba a enviar y estoy que no me soporto.

De todas formas, lo mejor es extraer enseñanzas. Por ejemplo, que no es demasiado bueno andar discutiendo si el vecino de abajo cobra el impuesto de no se qué partida más barato que el de más arriba (léase armonización tributaria impositiva impuesta), que si un allegado debe juntarse con la familia de sangre, que si seis es familia y diez es multitud, para luego dar un plumazo (o un erase del ordenador) y poner lo que se les antoja. A la sazón, cantemos: Qué buenos son, qué buenos son, que velan por nuestro "pandemión".

Más valdría estar a lo importante, a lo que tiene fundamento, como dice Arguiñano, y ya que no van a dejar de subirse el sueldo, que echen el jornal de forma que, al menos, parezca que están ocupados y preocupados por nosotros y para provecho de la sociedad en general, haciendo por ésta algo más de decidir cuántos se podrán sentar a la misma mesa. Por ejemplo: qué podrán poner algunos de nuestros paisanos y, en su caso, tratar de remediar algo ahora que tanto se habla de la comida que se tira.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios