Carta del Director/Luz de cobre

Chequeo a la Sanidad y el trato a los pacientes

La mala praxis está reñida con cualquier profesión. Pero en la Medicina puede llevar a que la curación del paciente no sea posible

Mariset Morales es una joven de Almería de 33 años a la que le diagnosticaron cáncer con metástasis hepática y ósea. Todo comenzó un año antes de la pandemia. Con tres años menos, esta valiente ha sido capaz de poner “patas arriba” el servicio de oncología de Torrecárdenas. Primero con un vídeo subido a redes sociales en el que cuenta su caso y luego en este periódico, donde contamos la odisea por la que ha pasado en este tiempo. Un camino plagado de espinas, en el que a su enfermedad, muy dura, ha tenido que sumar toda una concatenación de errores difíciles de entender y comprender por parte del hospital. Todo comenzó cuando se notó un bulto en el pecho. Consciente del riesgo que podía conllevar un hallazgo de este tipo, se fue a su médico de cabecera. Tras la pertinente exploración y una ecografía, se concluye que es un quiste de grasa, sin mayor importancia. Primer error. Los meses transcurren y en la zona se incrementa el dolor y las molestias. El facultativo no la deriva al especialista al considerar que no había riesgo. Segundo error. Preocupada, lógicamente, decide hacerse las pertinentes pruebas por la privada, que concluyen con la necesidad de hacer una biopsia y, con ese informe, el médico de cabecera ya si la deriva a la Unidad de Mama del Hospital. Tenía un tumor maligno y había que operar. Ahora sí, los protocolos funcionan, pero se ha perdido un tiempo precioso, que había permitido al tumor salir del pecho y extenderse. Pero los errores o mala praxis no quedan ahí. Tras la operación llega la quimioterapia. Un tratamiento que se pauta sin que antes se le haya realizado un TAC, que mostraría donde estaban las células cancerígenas que habían salido de su pecho. Le ponen una quimio preventiva, como la de cualquier otro paciente, asegura la enferma, que es contraproducente para su tipo de cáncer. La narración completa, que pueden encontrar en nuestra página web, es desgarradora, dolorosa y triste. No es comprensible que aquellos en los que ponemos nuestra vida, a veces no sean capaces de poner todos sus conocimientos y sus ganas en tratar de buscar salidas y alternativas. Soy consciente de la presión a la que pueden estar sometidos. No me cabe duda de que la mayor parte de los galenos dan todo lo que llevan dentro y un poco más durante el ejercicio de su profesión. Pero no lo es menos que, a veces, en determinadas ocasiones, nos encontramos con profesionales que dejan mucho que desear, que no van más allá de cumplir con los protocolos y con el trabajo, y a casa. Y eso esta reñido con la Medicina. En cualquier otro trabajo ya es criticable y reprobable, pero en Medicina puede llevar a que la curación del paciente sea más difícil. Y lo último. Quienes dirigen los destinos de la Sanidad deben ser más transparentes y cercenar de raíz aquellas praxis erróneas, en vez de tratar de soterrar los errores.

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