Gafas de cerca

Tacho Rufino

jirufino@grupojoly.com

Contigo no quedo, bonito

Los de la Generación Z son los principales detractores de las citas donde lo primordial es el revolcón

Esta semana hemos sabido que decae el tremendo auge que llegaron a tomar las citas por internet (inevitable la terminología anglosajona, en este caso dating). Un sector cuyo servicio es encajar dos perfiles para hacer de ellos una pareja, sea con vocación de estabilidad, sea para una relación fugaz, básicamente un encuentro sexual. En aparente paradoja, son los jóvenes quienes más rechazan el “aquí te pillo, aquí te mato”, y prefieren una relación pausada (slow dating, en la jerga de la cosa) y no centrada en el inmediato intercambio de fluidos; previa atracción mutua: en caso que la presencia decepcione, puede uno desechar a su pretendiente. Recordarán que hubo otra corriente similar en las cosas del comer, comer alimentos, llamada “comida pausada” o slow food, cuya denominación proponía huir de las fast food, aquí, a veces, duramente tachada de “comida basura”. Los de la Generación Z, los nacidos entre la década de los 90 y los primeros años del XXI, son los principales detractores de las citas donde lo primordial es el revolcón. Prefieren darle al sexo un carácter secundario. La generación de sus padres, sin embargo, parece haber abandonado en mayor medida el romanticismo y la voluntad de “rehacer sus vidas” (expresión repelente donde las haya: ni que una persona sin pareja fuera una pila de escombros o un ser en ruinas).

Fue leer sobre estas citas del corazón y la fisiología, y recordar al presidente argentino, Milei, atacado por un ministro español, Óscar Puente, de forma tan grosera e impresentable como –peor– deliberada: se trata de otra acción táctica dentro de la estrategia de culto a la personalidad del líder socialista mundial en ciernes, desconocido en el 80% del planeta, pero con afanes de combatir a la derecha y sus fangos, y los jueces disolutos, sin distinguir entre meridianos ni hemisferios (hablamos de Pedro Sánchez, el ave fénix de los días de asuntos propios). A las citas: resulta que Milei viene a España... ¡y no se va a ver con Sánchez! Se sientan juntos Florentino y Laporta en el palco. Hasta Molotov (por Stalin) y Ribbentrop (por Hitler) pactaron no agredirse en los prolegómenos de la IIGM. Pero estos dos presidentes, repletos de populismo y altanería, no se van a ver, como es su bendita obligación. Que se citen, aunque sea un aquí te pillo, aquí te mato: de políticas, institucionales y diplomáticas maneras, claro está. ¿A quién diantres sirven estos señores? ¿Es otro misil tierra-tierra de Moncloa a Zarzuela, un pa’ ti, Majestad? Porque resulta que con Felipe VI sí quiere echar un ratito el de Palermo, Buenos Aires.

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