La esquina

José Aguilar

jaguilar@grupojoly.com

El ERE de los enemigos del ERE

Entre el 12,3% de votos de Yolanda y el 10,5% de Julio Anguita hace 27 años están los límites de la izquierda radical

Como cualquier empresa capitalista en crisis, la dirección de Podemos ha presentado un expediente de regulación de empleo (ERE) que implicará el cierre de nueve de sus sedes autonómicas, con el despido de 45 trabajadores, y la reducción de la plantilla de su sede central. La organización ha visto mermados sus ingresos en un 70% tras los últimos reveses electorales y acude al ERE para sobrevivir. Como cualquier empresario del maldito capitalismo.

Los traspiés de la compañía se sucedieron en todas las elecciones territoriales de los últimos años, se consolidaron a nivel nacional el 28-M y se redondearon brutalmente el 23-J. El fiasco es más espectacular y llamativo porque no se ha producido por el desgaste y la impotencia de verse largamente recluido en la oposición, sino al contrario: Podemos se ha hundido gobernando, con una vicepresidencia del Gobierno y cuatro ministerios a su cargo. Desde la Segunda República la izquierda radical nunca tuvo ministros en España hasta los cuatro años de Pedro Sánchez. Ha despilfarrado su poder.

¿Por qué? Por una combinación letal de factores convergentes: gestión deficiente y excesivamente ideologizada en algunos ministerios, liderazgo cesarista con leninismo interno, estrategias torpes, discurso falsamente izquierdista que prima las identidades por encima de la igualdad y bendice como progresistas a los nacionalismos ricos, concepción binaria y maniquea de la vida pública, sectarismo y populismo. Lo único positivo en este proceso de decadencia lindante ya con el ocaso es que, a diferencia de Ciudadanos, Podemos sobrevivirá subsumido en Sumar, la nueva marca de la izquierda a la izquierda del PSOE ideada por su propio fundador, Pablo Iglesias, sin imaginarse siquiera que estaba cavando su propia tumba. En Sumar mantiene Podemos una representación minúscula destinada a un papel residual. A regañadientes por ambas partes.

Podemos agoniza y Sumar suma, pero poco. Su jefa es la gobernante con mejor imagen y se alejará sin duda de la deriva populista. Será un referente más carismático e inclusivo que Iglesias para los sectores progresistas más radicales. Con limitaciones, que tampoco está para tirar cohetes. Hace veintisiete años Julio Anguita alcanzó el 10,54% de los votos al frente de Izquierda Unida; Yolanda ha llegado al 12,3%. Por ahí deben andar los límites de la izquierda radical en uno de los veinte países más prósperos del planeta. No da más de sí, se vista como se vista.

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