Ciencias Experimentales

Darío Ramos López

Profesor de Matemática Aplicada de la UAL

La IA es matemática

La IA lee texto con matemáticas, y produce texto a partir de matemáticas

En los últimos tiempos se habla continuamente de los chatbots, una de las más potentes aplicaciones de la inteligencia artificial (IA), siendo Chat-GPT el más popular. En pocas palabras, un chatbot es una herramienta tecnológica que permite a una persona dialogar con una máquina, que simulará una conversación humana. La persona realiza preguntas y el chatbot de confianza devuelve una explicación aparentemente razonada y coherente sobre el tema consultado, generalmente bien escrita y creíble. Veamos cómo funciona realmente.

Un chatbot recibe un texto como entrada, y produce un texto de salida. Para transformar la entrada en la salida, aunque a muchos les sorprenda, lo que se hace es una combinación de complejas operaciones matemáticas. La IA lee texto con matemáticas, y produce texto a partir de matemáticas. Ciencias y letras de la mano. Sin entrar en detalles, la estadística, la probabilidad, y la optimización matemática juegan un papel esencial en el proceso.

Antes de ser útil, cualquier chatbot ha pasado por muchas fases de entrenamiento, como un deportista antes de competir o un buen estudiante antes de sus exámenes. ¿Y cómo entrena un chatbot? Una vez establecido el modelo matemático, son necesarias una medida objetiva, matemática, de su precisión (lo bien que lo hace) y una cantidad ingente de textos de ejemplo (escritos por humanos) con los que aprender. Así pues, en lugar de ir al gimnasio, el chatbot entrena en la biblioteca. En una enorme biblioteca virtual con millones de textos. El chatbot analiza cada uno, y actualiza su modelo matemático mejorando la precisión, en un costoso proceso de optimización matemática. Después del entrenamiento, el chatbot estará listo para mantener una conversación.

Finalmente, una reflexión sobre la veracidad de las respuestas obtenidas de un chatbot, que algunos consideran verdades absolutas, como si se tratara de modernos oráculos. Los chatbots se han entrenado a partir de documentos escritos por humanos, que pueden ser correctos o no, veraces o no, objetivos o subjetivos, y con ellos, el chatbot aprende a imitar la comunicación humana. Así pues, sus respuestas reproducen los mismos defectos, errores, o mentiras presentes en los documentos de los que aprendió. No demos total credibilidad a la inteligencia artificial, aún sigue siendo necesaria una revisión crítica de los resultados producidos por estas herramientas.

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