La II República 90 años después

La llegada de la República no fue una sorpresa, así se deduce de las opiniones a finales de 1930

Aquel 14 de abril de 1931, la España que se había acostado la noche anterior monárquica se despierta republicana. Los españoles acogen con entusiasmo el nacimiento de la II República, ya que suponía el comienzo de un proceso reformista que permitía recuperar el tren de la modernidad. La ilusión con que da sus primeros pasos el segundo intento republicano de la historia -después de la de 1873- hizo pensar que esta vez sí era posible.

La llegada de la República no fue una sorpresa, así se deduce de las opiniones a finales de 1930. Ortega y Gasset en su libro, "La España invertebrada", que hoy suena a palpitante actualidad, decía, "Yo quiero ser español y solo español; yo quiero hablar el idioma de Cervantes; quiero recitar los versos de Calderón, quiero teñir mi fantasía con los matices que tiene la paleta de Murillo y Velázquez". La mayoría de los españoles estamos de acuerdo con estas sabias palabras aunque parece puedan ofender a la "contracasta" y a los progresistas de salón; aquellos que en aras de una supuesta ideología parecen desear una España troceada, empobrecida, dividida y enfrentada.

La II República trajo modernidad y los derechos humanos a la sociedad. También educación y cultura, así como una avanzada Constitución que fijó aspectos esenciales otorgando derechos tan fundamentales como el voto femenino, la igualdad de todos ante la ley, separación de poderes, nacionalización de los servicios públicos, el reconocimiento del matrimonio civil o el derecho al divorcio, entre otros.

En los cuarenta y seis años transcurridos desde la desaparición del régimen franquista, España y los españoles hemos dado un gran salto cualitativo y cuantitativo alejándonos de su plurisecular condición de atraso en la vida económica-empresarial, en la formación, en su cultura, en las instituciones, en el ámbito social,… etc a pesar de las sombras que existen y que contrarrestan las zonas de luz.

Hoy en día, España, como el resto del mundo, atraviesa una profunda crisis económica, aunque para algunos lo prioritario es acabar con la monarquía. Noventa años después del sueño de democracia, justicia, libertad, modernidad y progreso de una España atrasada y cainita, los valores del republicanismo tienen más vigencia que nunca, aunque desgraciadamente las dos experiencias republicanas vividas acabaron de mala manera. Eran otros tiempos.

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