El viernes 19, estará todo previsto para que el primer novillo de la ganadería de Guadaira, salte al albero y sea lidiado y muerto a estoque por el almeriense, Jorge Martínez, y así dar comienzo a la feria taurina de este año postpandemia? ¡¡Ya se huele a toro!!

Pero hay unas personas, siempre en la sombra de la popularidad, que son los cirujanos taurinos, verdaderos ángeles de la guarda para los toreros actuantes. Este pregón sobre la cirugía taurina, se instituyó con el fin de poner en valor y darle visibilidad para el gran público, a esa labor de asistencia sanitaria en los espectáculos taurinos, a los profesionales que tras una cogida, sea de la índole que sea, atienden en las enfermerías de las plazas de toros.

Por eso, fiel a su cita anual desde hace nueve años, los Amigos Taurinos de Almería, capitaneados por Julio Gómez y Antonio Berenguer, quieren homenajear a estos hombres "que salvan vidas" y han preparado con mimo y primor ésta IX Edición del Pregón Taurino Dr. Diego Morata. Será también el viernes 19, a las 13:00 horas, en el Salón Mojácar, del Gran Hotel Almería, con entrada libre, completado con un almuerzo. En esta ocasión nos deleitará con el magisterio de su verbo, el Dr. Fernando Carbonell Tatay, cirujano jefe de la plaza de toros de Valencia, que nos hablará sobre "La medicina y los toros", un compendio de anécdotas y vivencias personales que a lo largo de muchos años ha recogido el insigne cirujano en la plaza de toros de la calle Xativa. El Dr. Carbonell es Doctor Honoris Causa por las universidades de Valencia y Valladolid

La presentación del pregonero correrá a cargo del Dr. Antonio María Mateo, a quien ya tuvimos la oportunidad de descubrir en la séptima edición. El Dr. Mateo ha estado al frente de los servicios médicos de la plaza de toros de Valladolid, desde 1971 hasta 2021 en que se produjo su despedida por jubilación.

Cada una de las intervenciones profesionales pueden ser, por una parte, una lección de cirugía taurina y, por otra, una disección del arte de torear. Antes que cirujanos tienen que ser buenos aficionados. Disfrutan con el buen toreo y siempre están prestos al frente de su equipo para asistir a la irremediable cogida. Los toreros se enfundan el terno de valor y oro cada tarde, pero sus temores son ilimitados: duele la cornada, aterra el fracaso y espanta la pérdida de la vida.

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