PP y PSOE nos discriminan

Lo que se plantea, con toda crudeza, es la discriminación de unas personas discapacitadas por razón de su sexo masculino

Grandes alharacas y sobredosis de espíritu navideño en casi todos los medios a propósito del acuerdo entre PSOE y PP para reformar el artículo 49 de la Constitución como suelen hacerse estas cosas: sin debate y, por tanto, sin entrar en su fondo. En este caso concreto, además, por tratarse del artículo que recoge los derechos de los ciudadanos afectados de alguna disminución (hasta ahora) o discapacidad (en el futuro), ¿quién va tener el valor, el cuajo de oponerse a unos cambios tan unánimemente aplaudidos?

No hace mucho, en uno de estos Envíos, elogié la actual redacción del artículo 49, un breve párrafo que por sí solo ennoblece una Constitución que en otros artículos hace gala de farragosidad o ambigüedad intolerable en un texto de esa categoría. Lean, por favor: “Los poderes públicos realizarán una política de previsión, tratamiento, rehabilitación e integración de los disminuidos físicos, sensoriales y psíquicos, a los que prestarán la atención especializada que requieran y los ampararán especialmente para el disfrute de los derechos que este Título otorga a todos los ciudadanos”. No obstante, determinadas asociaciones de discapacitados llevan años empeñadas en cambiar el artículo por desacuerdo con la palabra “disminuidos”. Reconozco mi incapacidad, y no quiero hacer juegos fáciles ni complejos con este tema, para percibir el matiz peyorativo de “disminuido” que no exista en la palabra “discapacitado”, pero si se asoman al texto pactado por Sánchez y Feijóo, verán que, además de ser mucho más prolijo, además de eliminar la palabra “disminuido”, declara que los Gobiernos deberán promover políticas que faciliten la integración de estas personas, “particularmente las necesidades específicas de las mujeres y los menores con discapacidad”.

Reconozco que cuando leí esa frase, que la mayoría de los medios no recogen, como varón adulto lo primero que pensé es que la brutal discriminación que encierra podía ser lógica por aquello de “¡las mujeres y los niños primero!”. Pero luego caí en la cuenta de que estamos hablando de discapacitados, no de hombres en la plenitud de sus facultades que pueden y deben asumir sacrificios por los objetivamente más débiles. Aquí lo que se plantea, con toda crudeza, es la cruel discriminación de unas personas discapacitadas por razón de su sexo masculino. Del PSOE ya no puede sorprendernos nada, pero ¿saben los votantes del PP lo que ha firmado Feijóo?

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