Protocolo descortés

Choca que ni el presidente de la Junta ni la alcaldesa de Granada fuesen invitados a la cena o la visita a la Alhambra

En la foto de familia en la Alhambra durante la cumbre de Granada había 46 personas; 38 hombres y ocho mujeres. Un ridículo 17% de mujeres, impropio. El protocolo nos ha regalado otras perlas, como el primer ministro albanés Edi Rama con zapatos blancos de deporte en ese grupo de hombres con trajes oscuros y zapatos a juego. Sólo el presidente del Consejo de la UE Charles Michel, de gris, y el primer ministro español Pedro Sánchez, de un azul de intensidad media, se salían de la uniformidad.

En la cumbre no ha pasado gran cosa. Era un encuentro informal para tomar el pulso a grandes temas pendientes. A saber, la inmigración, con el acuerdo reciente torpedeado por Budapest y Varsovia, o la ampliación a nuevos países del este que llaman a la puerta. También han hablado de autonomía estratégica, que es como el monstruo del Lago Ness, todo el mundo habla de ella, pero nadie la ha visto. Los aviones Awacs de la OTAN sobre el cielo granadino, como parte de la seguridad del evento, nos recuerdan el protectorado militar estadounidense sobre el continente. Y en los próximos años hay que decidir cómo reaccionar a las amenazas de Rusia.

Ha habido también reunión de la Comunidad Política Europea, observatorio sobre el futuro ideado por el presidente Macron. Los terceros países invitados eran 20, aunque ni Turquía ni su aliado Azerbaiyán acudieron. Entre otros, estaban candidatos como Albania, Bosnia, Montenegro, Moldavia, Macedonia, Serbia y Ucrania; miembros de la EFTA como Noruega, Islandia, Liechtenstein y Suiza, o el Reino Unido, socio divorciado.

La cita se prestaba al lucimiento y las relaciones públicas. Choca que no se haya invitado, a la cena de gala o la visita a la Alhambra, ni al presidente de la Junta ni a la alcaldesa de Granada, a quienes no ha gustado la decisión. Es para enfadarse; esta es la típica descortesía protocolaria que PSOE o PP le hacen con desenvoltura al rival, pero no repetirían a las mismas autoridades si fuesen de su partido. Las cumbres políticas incluyen un programa de ocio y espectáculo. España no lo hace nada mal. Después de llevar a la sala de Velázquez del Museo del Prado a los dirigentes de la OTAN en junio del año pasado, el Gobierno ha paseado ahora por la Alhambra a jefes de estado y de gobierno de toda Europa, con flamenco incluido. El arte andaluz es una garantía a la hora de presumir de identidad española.

Granada ha brillado, como siempre. Aunque el ayuntamiento fue atacado por hackers moscovitas y por el protocolo monclovita. Esto es lo que hay.

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