¿Compraría un coche usado a este señor?

Juanma Moreno argumenta que era el ‘patrocinador’ de la final de Copa, para sentarse a la derecha del Rey. ¡Hum!

Las acciones de Tesla, el coche fantástico de Elon Musk que conduce solo, valen menos de la mitad que hace dos años. Este portento de la ingeniería y el diseño ha malogrado su prestigio. Sus ventas bajan mientras los competidores florecen. Su ególatra propietario no goza de buena imagen. No podría hacer como Lee Iacocca, el presidente que salvó a Chrysler de la quiebra en los años 80 y utilizó su prestigio en los anuncios de la compañía, con el eslogan “¿le compraría usted un coche usado a este señor?” Su credibilidad era tan grande que los demócratas le ofrecieron presentarse a las primarias para las presidenciales de 1988, pero rehusó.

Musk también se vende bien; practica el autobombo en su red X y corteja a personajes pintorescos como el presidente Milei. Es tan fan del ultraliberal argentino, que califica de “excitantes” sus incendiarios discursos contra el socialismo. Una excitación que no es desinteresada: Argentina atesora reservas de litio, que Tesla necesita para sus baterías. Musk es reincidente. En 2016 pensaba que Trump no era el tipo correcto para la Casa Blanca. Pero tras su victoria se hizo su asesor. Como diría Rodrigo Rato: es el mercado, amigos.

Cambios de opinión similares los hemos visto en España. Pedro Sánchez pensaba en 2014 que sobraba el Ministerio de Defensa y ahora quiere duplicar su presupuesto. Antes de llegar a La Moncloa sostenía que en Cataluña hubo una rebelión y después, ni siquiera sedición. Hace un año descartaba la amnistía a los insurrectos por inconstitucional y hoy defiende lo contrario. No. Ni siquiera algunos que le votan le comprarían un coche usado. El caso de Juanma Moreno es el contrario. Tiene imagen de persona cercana y asumido su papel de buen vendedor. En una sesión parlamentaria se definió a sí mismo como un comercial a favor de Andalucía.

De hecho, ha revendido con éxito algunos coches ya utilizados por los socialistas desde la Presidencia. Que Andalucía no puede ser menos que nadie, que tiene un liderazgo imparable, que padece una PAC injusta… muchas muletillas usadas por anteriores inquilinos de San Telmo. Está tan cómodo en su papel, que a veces se le sube a la cabeza. Ha montado un escandalito por no estar a la derecha del Rey en la final de la Copa. Un graduado en protocolo y virtuoso de los eventos como él debería saber que no le correspondía. Y se defiende, altivo, argumentando que era el anfitrión y el patrocinador. ¡Hum! Rodrigo Rato diría “es el mercado, amigos”.

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