Queipo de Llano y Bohórquez. Por fin

Quedan alrededor de 115.000 personas desaparecidas y enterradas en fosas comunes y cunetas, muchas de ellas mujeres

Todavía colea entre los correligionarios de los partidos de la derecha, Partido Popular, Ciudadanos y Vox, la exhumación de los restos de los generales fascistas, Gonzalo Queipo de Llano y Francisco Bohórquez, éste tal vez menos conocido, pero se le acusa de ser "auditor de guerra y responsable de la ejecución de sentencias con aplicación de bando de guerra" y mano derecha del general Queipo, de la Basílica de la Macarena, responsables ambos de un verdadero genocidio con el asesinato de más de 40.000 personas y de la organización de miles de otras ejecuciones sumarias de hombres y mujeres, durante la fraticida e incivil confrontación de 1936-1939. Sobre ellas se cometieron agresiones de género porque sus últimos avances de derechos no cabrían en la dictadura franquista.

La entrada en vigor de la Ley de Memoria Democrática de 19 de octubre, que fue aprobada con los votos del bloque de investidura de Pedro Sánchez, dio comienzo y a dar sus primeros frutos en el Estado, aunque sea a nivel simbólico. Primero fue la exhumación de los restos del dictador Francisco Franco, del Valle de los Caídos, el 24 de octubre de 2019 -anterior a la nueva Ley-, la madrugada del pasado 2 de noviembre las de Queipo y Bohórquez y próximamente, a falta del cumplimiento de parte de la burocracia y recibido el protocolo de actuación por parte de la Secretaría de Estado de Memoria Democrática, las del fundador de Falange, José Antonio Primo de Rivera, del Valle de Cuelgamuros (antigua denominación Valle de los Caídos), y los militares franquistas General José Moscardó y Jaime Miláns del Boch, del Alcázar de Toledo.

Según cálculos aproximados, quedan alrededor de 115.000 personas desaparecidas y enterradas en fosas comunes y cunetas, muchas de ellas mujeres que antes de matarlas, las violaban y torturaban. Las presas recibían descargar eléctricas en los pezones, las desnudaban, las rapaban y hasta les obligaban a tomar litros de aceite de ricino, antes de ser asesinadas, entre ellas Agustina, amiga de García Lorca, "por puta", porque a las mujeres libres era lo que merecían, que le inspiró para escribir "La zapatera prodigiosa" y al universal poeta granadino, por "rojo y maricón". Familiares de Blas Infante, considerado en el Estatuto como "el padre de la patria andaluza" y cuya orden de muerte firmada por el general Queipo, valoraron los hechos acontecidos en Sevilla en torno al brazo ejecutor del franquismo en Andalucía.

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