Las vacaciones, las primeras en dos años que nos han permitido salir de nuestros habitáculos, se prolongan en la misma medida que las neesitábamos. Y en esas estamos. Septiembre ha comenzado a medio gas, como evitando poner velocidad de crucero, sabedores de que se avecinam tiempos complejos, tiempos convulsos, tiempos en los que todos vamos a tener que poner de nuestra parte para que no salten por los aires las normas más elementales. Es posible que hayamos dejado en el viaje vacacional parte del estrés acumulado en este tiempo, pero no es menos cierto que la alforja aún prieta.

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